Vida Y Obra De Pepe Montoya (Cuento)
Enla escuela siempre fui muy querido, recuerdo que el día que suspendí matemáticas el profesor angustiado decidió quitarse la vida, pavimentando sus pies en un cubo plástico y lanzándose a la bahía, después de pegarse tres tiros en la cabeza. Aquello come conmovió tanto, que me esforcé y más nunca suspendí una asignatura, gracias a eso hoy sé, que Jesús Cristo es el dios del estornudo, que 3+3 es 28y que robar no es malo, sino, Robin Hood hubiese sido un villano y no un héroe.
Al salir de la escuela decidí aventurarme en la vida, y crecer por mi propio esfuerzo. Lo decidí con determinación mientras mi padre me pegaba una patada en los glúteos acompañada de la frase, -¡!!Vete de mi casa, asesino!!!-. Papá, nunca fue muy bueno mostrando sus sentimientos y se que lo que hacía lo hacía por mibien. Eso de quitarme la merienda para que no engordara, incluso mató al ratoncito Pérez para que no me pagara lectospirocis. Mi padre era un gran hombre. Es una lástima que se quedara el gas abierto y mientras me marchaba, un zapato de papá aventado por la explosión, me alcanzó proporcionándome un gran golpe en la cabeza. Que suerte que mamá no estaba en casa. Me dispuse a visitarla en elhospital donde se encontraba en coma, pero el tren para la habana solo pasaba una vez al día y casualmente esperaba ser abordado en la terminal, así que decidí visitar a mi madre a mi regreso dentro de uno o dos años.
Aquel tren en su interior almacenaba toda una sociedad o mejor dicho: suciedad. A la derecha del inicio del Vagón por el que pasaba, tres muchachones hacían el intento de tocar música, elde la guitarra solo rayaba un acorde, el cual no respondía a la melodía cantada por el que cantaba, ni esta al tiempo del bongo el cual era tocado por el mas oscuro de los muchachos. Pero de igual forma algunos se paraban de los pocos asientos que había y lanzaba un pasillo que nada tenia que ver con el género de la música, suponiendo que aquello era música y no ruido. De vez en cuando el gritodesgañitado de un bebe marcaba un platillazo en aquel gran concierto y callaba una vez que la madre le colocaba el seno en la boca.
Una lata de atún colisionó con mi pie izquierdo interponiéndose a mi paso. Sostuve la lata y caminé despacio hacia unos 10 centímetros cerca de un sujeto de gafas gruesas, que insistía en no dejar escapar a más ninguna de las latas que sostenía contra su pecho....
Regístrate para leer el documento completo.