Violencia de género

MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Fernando B.

VIOLENCIA DE GÉNERO

Toda aproximación al tema de la violencia de género debe empezar por desmitificar prejuicios socialmente construidos que representan el código mismo de nuestra cultura. La violencia ha sido una constante en la historia de nuestra civilización. Individuos, clanes y naciones han recurrido a ella. Incluso ha sido exaltadacontinuamente como un valor y se ha convertido en un rasgo positivo, característico del héroe y por tanto propuesto como prototipo social. Desde los “códigos de honor” que proponen como superior al hombre violento, arquetipo de la masculinidad, hasta los historiadores que exaltan la guerra, pasando por artistas y literatos, producciones hollywoodenses e incluso prédicas religiosas.

En estecontexto de violencia socialmente aceptada, la violencia de género ha sido codificada como un modelo relacional legítimo y se ha invisibilizado como problema. Su naturalización la oculta a la mirada. Un acto de agresión conyugal puede ser considerado restitución del orden doméstico; por ejemplo, la violación de la esposa se ve como un acto legítimo de cumplimiento del contrato conyugal. Dentrode este contexto de naturalización de violencia, se mira a la violencia doméstica como un problema estrictamente de los cónyuges, por lo que está prohibida la injerencia social en todas sus formas, incluso la de mirada que observa la situación. Esta es una severa limitante para toda intervención.

A todo ello se suman los prejuicios de una sociedad que se idealiza a sí misma y se niega areconocer los patrones violentos que ella misma fomenta. La violencia de género se señala en los diarios como si se tratara de conjunto de casos aislados, más propios de personas enfermas que de las características culturales de nuestra sociedad. Pocas personas son capaces de reconocer la violencia en sus familias. Las víctimas de la violencia son las primeras en darse cuenta de la censura socialpara contar su relato, porque son sus propios parientes quienes les ordenan callar e incluso niegan la realidad de los hechos relatados por la persona agredida.

De este modo, se complementa el silencio del agresor para quien la violencia es natural con el silencio de la víctima, que teme hacer la denuncia. Las denuncias de mujeres pueden iniciar un proceso de censura social que pretendíaacallar su rebelión contra la autoridad del marido, puede acrecentar la división del hogar que la mujer temía, puede ser ignorada por las instancias oficiales y convertirse en un paso en falso.

Durante mucho tiempo, las víctimas podían presentar sus denuncias solamente en el confesionario. No existían instancias institucionales ante las cuales presentar su situación. Por ejemplo, en lasestaciones de policía, administradas en su casi totalidad por hombres que en buena parte también eran agresores en sus hogares, las denuncias presentadas por mujeres eran desestimadas casi de inmediato. Todo ello conspiraba para que las víctimas consideraran que la resignación y el silencio eran las únicas salidas. Solo en tiempos recientes, los mecanismos institucionales han permitido incrementar lasdenuncias y visibilizar en parte la violencia hacia las mujeres, mostrando la inmensa proporción de este problema social. Aún así, existe conciencia de que las denuncias recibidas solo representan un porcentaje menor de los casos totales de violencia.

Como consecuencia de las situaciones anteriores, las estadísticas respecto a la violencia de género son insuficientes y muy a menudo se recurre afuentes que solo permiten una estimación muy indirecta. Sin embargo, es claro que se trata de un fenómeno masivo.

La investigación sobre la violencia contra la mujer apenas surgió a inicios de la década de 1970 como consecuencia de los movimientos feministas, que ofrecían un espacio de discusión y acción para enfrentar la discriminación de la mujer y la agresión de que ha sido víctima....