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En el manicomio de Sevilla, había un licenciado a quien sus parientes habían puesto por estar loco. Después de estar allí varios años, el hombredecidió queestaba cuerdo, y le escribió al arzobispo rogándole que le dejara salir del manicomio porque sus parientes lo tenían allí sólo para gozar de una parte de su abundante fortuna.
Elarzobispo, después de recibir varias cartas discretas del licenciado, envió a un capellán a conversar con el loco para determinar si estaba completamente cuerdo antes de ponerlo en libertad. Después dehablar un buen rato con el loco, el capellán decidió que el licenciado estaba bien de la cabeza porque en su conversación no le había dicho nada disparatado. En su opinión, el rector del manicomioretenía al licenciado para no dejar de recibir los regalos que le hacían los parientes que deseaban su dinero. Convencido de las malas intenciones del rector y de los parientes, el capellán tomó ladecisión de llevarse al licenciado a que el arzobispo lo viera. 7
Al enterarse de los planes del capellán, el rector le aconsejó pensar bien lo que iba a hacer porque el licenciado no estaba curado, pero elcapellán no le hizo caso. Después de vestirse con su ropa de cuerdo, el licenciado le rogó al capellán que le dejara despedirse de los otros locos. Éste constintió, y se acercaron a una jaula queencerraba a un loco furioso: --Hermano, me voy a mi casa. Dios, por su infinita bondad y misericordia, me ha curado de mi locura. Ya que el poder de Dios no tiene límite, tenga confianza en Él para quetambién le devuleva su juicio. Le mandaré regalos de comida porque creo que nuestra locura resulta de los estómagos vacíos y de los cerebros llenos de aire. Otro loco escuchó estas palabras del...
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