Yopal, la ciudad no imaginada
El mítico bosque de yopos asentado frente al piedemonte, rodeado de selvas generosas y regado por un río ancestral fue durante cientos de lunas el sitio de encuentro decuracas guahíbos, quienes esnifaban las semillas del árbol sagrado y así se contactaban con el mundo de los dioses ahora olvidados. Cuando los yopos empezaron a caer ante la construcción de corralespara encerrar el ganado traído de la sabana y que sería guiado por el camino de piedra que lleva a ciudades escondidas en los huecos de la montaña, un viejo curaca sumido en el éxtasis sagrado delyopo levantó su huesudo dedo y señalando más allá de la hoguera ante la que estaba sentado con guahíbos y vaqueros, dirigiendo con ojos brillantes la mirada hacia el centro mismo del otrora voluptuosoYopal1, predijo: -Aquí será una ciudad no imaginada, que se extenderá dorada bajo el ardiente sol y centelleará de noche en medio del mar verde de la sabana infinita. Pero nadie le creyó por que estabanesa noche por curiosidad y por que la luna brillaba alta e inmensa en medio del cielo, propicia para los cuentos de ganado bravío, hombres verracos y coplas al viento2. Muchas décadas después demanera sorprendente la antigua parada de ganados es la capital del departamento, y hoy ya no hay casi yopos luchando por alcanzar la luz del sol en medio del asfalto, y los edificios de apartamentos quecomo gigantes se elevan en medio de la ciudad apuntando al cielo. Aquellos que cruzamos a toda prisa el emplazamiento del ancestral bosque no nos detenemos ante uno de los pocos y venerables yopos quequedan, puerta de acceso al mundo de los espíritus y del mundo sin tiempo. La ciudad no imaginada ya está aquí, creciendo, agitándose, buscando interpretarse y ser interpretada, queriendo expresarse através de las bocas y manos de sus habitantes que la enfrentan y la viven sin conocerla, o tal vez conociéndola desde lo más profundo de sus corazones… Es por tanto esta propuesta un acto de amor...
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