A manera de preludio

MANERA DE PRELUDIO

Las ciudades que habitamos son ciudades corrientes construidas con barro, arcilla y bloques, levantadas en medio de puentes, redes (o hilos) entre las casas y los vecindarios, algunas construidas sobre zancos, siendo éstos necesarios o no; otras, en medio de bosques espesos; otras, sin forma; otras, ciudades como París o las ciudades de Oriente son totalmente enigmáticas, norevelan su inicio ni final; otras, con ventanas altas y torres, cerradas como una copa, con una plaza profunda en el centro, como la Roma antigua.

Pero el encanto de estas ciudades no se encuentra en sus fachadas que reflejan estilos y disposiciones diferentes de los espacios y de las cosas. El encanto es la invisibilidad de estos espacios físicos, es la construcción de esas “CiudadesInvisibles” que describe Calvino. Estos espacios trazan además el curso de un viaje, el único todavía posible: el de la relación de los hombres y las ciudades en las que viven, ciudades del misterio, el deseo y la angustia, que proyectan en la pantalla de la imaginación unas sombras filiformes, puntiformes, casi invisibles. Ciudades que en el fondo no albergan más que hombres creadores de estilos de vidaorganizados en sociedades.

Por otro lado, las sociedades no han cesado de metamorfosear y habitar esas ciudades, ciudades leídas entre espacios que están en blanco, sueltos en el ambiente y que son habitados simultáneamente por hombres que, en su nicho, tienen arraigada la costumbre de una mutación progresiva, de una cultura construida por los ancestros, fruto de esta inmensa fusión desímbolos, culturas y oficios aprendidos por generaciones que proyectan un estilo de vida. Las sociedades globalizan lo humano de la humanidad.

Los pueblos son espacios que no están dados en la naturaleza, sino que es el hombre el que los crea, doblando la significación estética que construye el suplemento poético propio. Los espacios, quizás, no están fuera del tiempo, sino solamente fuera deltranscurso del tiempo, como dice Sorger.

La sociedad está cargada de emotividad que se ha encargado a través del tiempo y de la presencia constante en los hombres de perfilar sociedades. Sociedades que para la humanidad han dejado huellas indelebles en los sujetos que las habitaron, las habitan y las habitarán, que generan memoria en el colectivo de forma inconsciente y desencadena en las generacionesvenideras esos mismos sentimientos y perspectivas de proyección para su entorno. Porque para sentir hay que tener memoria y la memoria es forjada por aquello que choca repetidamente contra la insensibilidad hasta dejar huella, para crear el hábito de ser hombre en la sociedad a la que pertenece.
Pero ¿qué sociedades tenemos en las ciudades que habitamos? La respuesta no es fácil. De hechoconsideramos que no es una sola la habitada por el inconsciente colectivo, varias, que más que yuxtaponerse una sobre otra, es la convivencia de todas en medio de la complejidad del trajinar en la sociedad misma. Se podría proponer con mayor facilidad qué sociedad sería más viable, pero no interesa caer en el error de la mayoría de los hombres que habitan las ciudades, donde cada habitante crea su propiaciudad y no reconoce lo que tiene, para comenzar desde esa mirada puntual y crítica la construcción de esa ciudad que anhela.

Lo primero que se forma en nuestra mente cuando vamos a un lugar concreto y bien determinado, es una impresión del sitio, la cual es un escenario que puede estar o no habitado por el hombre, y cuando lo está, esto no constituye otra cosa que un “paisaje”, como loafirma Wenders. Sin embargo, la vinculación de todas estas imágenes que a medida que se recorre u observa el lugar se van guardando en la memoria de manera conciente o no, es lo que va enlazando en una trama argumental que le da sentido a ese lugar, ese sentido personal que le impregna el observador desde sus preconcepciones y sensibilidades, logrando estructurar una historia sobre ese lugar, y que...