A maria le gustanlas cerezas

A María le encantan las cerezas, sujeta una de ellas entre el índice y el pulgar y la gira lentamente deleitándose con el cambio de tonalidad de rojos, comienza con el negrorojizo y pasa por tonos un poco más claros hasta llegar al rojo intenso y brillante. María tiene unos dedos delgados y finos, de falanges huesudas, unas delicadas líneas lesurcan la piel, burlón obsequio de los años, les rematan unas uñas maquilladas color carmín finamente decoradas, exquisita creación de una manicurista experta. Tumbadasobre un sofá de terciopelo negro mira lujuriosa la fruta que saciara su apetito, tiene una suave hendidura en el centro de la cual asoma un rabito de color verde oliva quese alarga hasta convertirse en el contacto entre la fruta y sus dedos. El oscuro color rojo de la fruta es la promesa de una dulzura infinita que complacerá la boca de María ysu sentido del gusto. La lozanía y redondez de la cereza es inspiración de sus pensamientos, una película interior comienza a rodar lentamente por su memoria, uno tras otrolos mas íntimos recuerdos afloran, uno tras otro… en perfecto desorden… como una vorágine incontrolable que inunda su cabeza. Repentinamente el delicioso recorrido seinterrumpe abruptamente por la inocente aparicion de una graciosa larva que se asoma por la ventana de un poro abierto tras una dificil labor de excavacion.

Esa tarde lloviotres horas seguidas y sin parar . Maria se sentia aburrida de mirar por la ventana hacia la nada cubierta por la generosa lluvia. Que mania aquella de esperar que sucedieraalgun evento que le diera una senal para actuar de repente. Solo los autos que pasaban velozmente mojando a los transeuntes y sus exclamaciones de interrumpian la motonia.