La carencia de un proyecto nacional y la desintegración social

La carencia de un proyecto nacional y la desintegración social. El creciente reclamo de consensos de largo plazo. Silvio Maresca
Para decirlo todo de una vez: lo que la Argentina extraña en este,su Bicentenario, es la existencia de un proyecto nacional.
Ciertamente, es una ilusión retrospectiva atribuir al movimiento de Mayo una claridad que jamás tuvo. Lo que estalló en aquellos días fuealgo complejo, confuso y abigarrado, como suelen serlo los hechos históricos trascendentes. Se mezclaban la situación desesperante de España, los intereses comerciales locales y británicos, elsentimiento patriótico despierto a raíz de las Invasiones Inglesas, las ideas iluministas y el estímulo de la independencia de los EE.UU. y la Revolución Francesa -únicas causas según la versión escolar-,la teoría de la soberanía de Suárez y Vitoria, resentimientos sociales y raciales y una larga cadena de otros motivos. Lo cierto es que una vez lanzada la iniciativa fue imposible retroceder y laindependencia política tuvo que declararse seis años después.
Quién dio en la clave, quién entendió el problema, a veintisiete años de los sucesos de Mayo, fue Juan Bautista Alberdi. En 1837 -todavíaesperanzado en la gestión de Rosas- proclama la imperiosa necesidad de una filosofía nacional, ya que únicamente la filosofía puede dar cuenta del porqué y el para qué de la revolución independentista.Ha llegado el tiempo de pensarnos, sostiene. Supuesto que fallemos en el intento, la revolución marchará irremediablemente al fracaso. Pero, ¿qué es la filosofía para Alberdi? Un proceso deautoconocimiento. Sin él, no hay civilización ni futuro. Es preciso conquistar una conciencia nacional para poder distinguir lo propio de lo exótico, prerrequisito para trazar el inexcusable camino singularde cada pueblo hacia el perfeccionamiento general de la humanidad. “No hay verdadera emancipación mientras se está bajo el dominio del ejemplo extraño”, escribe. Sucintamente: sin filosofía no hay...