Las armas de Estados Unidos son para usarse

Las armas de Estados Unidos son para usarse
Jesús Arboleya • 30 agosto, 2013
LA HABANA. Hace unos días, al responder a una pregunta de los periodistas respecto a la posibilidad de una hipotética intervención militar norteamericana en América Latina, el intelectual argentino Atilio Borón dijo algo que tiene una lógica aplastante: “un país que tiene decenas de bases militares en la región estápensando en usarlas”.

F-22 Raptor: El avión fantasma más temible y más caro. Cada bombardero cuesta 211 millones. Una docena de estos jet valen más que todo el PIB de Groenlandia. El Pentágono tiene 188 en su presupuesto. Foto: Lockheed Martin.
Efectivamente, el poderío militar estadounidense, en el cual se invierten más de 600, 000 millones de dólares anuales y constituye el recurso dedominación por excelencia de ese imperio, está concebido para ser utilizado. Esta lógica rige la estrategia de ese país y las políticas de todos sus gobiernos.
El mercado de las armas son las guerras y el marketing de los productores de armamentos ha demostrado ser el más efectivo del mundo. Gracias al control de los grandes medios de difusión, otro de los componentes fundamentales del poderíonorteamericano, se logra el sueño acariciado por muchos publicistas: embrutecer a los consumidores hasta conducirlos a comprar veneno para alimentarse.
Solo la enajenación explica la escasa reacción mundial ante el uso indiscriminado de la fuerza militar por parte de Estados Unidos y sus aliados. Basta mirar a Siria, hasta hace poco un país tan estable como es posible serlo en el Oriente Medio, que depronto se vio convulsionado por una “primavera árabe” que no ha traído flores para nadie, sino terroristas y mercenarios convertidos en luchadores por la libertad.
Siria ahora enfrenta la probable intervención militar directa de Estados Unidos, bajo una excusa tan pueril como que el gobierno ha realizado un ataque con armas químicas donde se encuentran ubicadas sus propias tropas y ante la presenciade una comisión de expertos de la ONU, invitada por él mismo, para investigar precisamente el uso de este tipo de armas.
De nada vale la experiencia de otros antecedentes. Libia ha sido devastada para acabar con los “horrores” de Kadaffi y ahora nadie sabe quién gobierna; Irak también fue invadido por poseer armas de destrucción masiva, que ni siquiera los “expertos” estadounidenses lograronhacerlas aparecer y Afganistán corrió la misma suerte para capturar a Bin Laden, supuestamente escondido en una cueva de ese país, pero que apareció en otra parte. En ninguno de estos casos se instaló la “democracia” y el remedio ha sido peor que la enfermedad.
Pero sería un error suponer que los principales grupos de poder norteamericanos han perdido con el desenlace de estas aventuras. Adiferencia de otros imperios, cuyo dominio del mundo exigía estabilidad para el buen desenvolvimiento del comercio y las inversiones, la dependencia de Estados Unidos de la industria armamentista incorpora presiones intervencionistas que muchas veces conducen al caos, pero que resultan funcionales a estos intereses. Eisenhower lo advirtió en su momento, pero nadie le hizo caso.
Lo que realmente conviene alos productores de armamentos norteamericanos es que las guerras comiencen y no terminen nunca. De esta manera se justifica el gigantesco presupuesto militar que va a parar a sus manos y aparecen otros negocios relacionados con la “reconstrucción” de los países atacados, así como la “seguridad” de las propiedades de las transnacionales estadounidenses, muchas veces también adquiridas en el ríorevuelto de la ingobernabilidad.
El desarrollo de la tecnología establece tal asimetría en estas guerras, que los agredidos apenas tienen la capacidad de defenderse. Por tanto, la decisión política de emprenderlas se limita al cálculo económico de sus costos y, si acaso, a la construcción de un entorno internacional que le sirva de excusa. Ante esta situación, uno llega a extrañar los tiempos en...