Soberanía y federalismo europeo
En varios países europeos, en Francia en primer lugar pero también en España, la necesidad de edificar una política económica común en el seno del Eurogrupo estásuscitando un preocupado debate sobre la cesión de soberanía que ello representará desde los países miembros y hacia los centros de decisión, que estarán evidentemente controlados por el actualdirectorio francoalemán y, más especialmente, por Alemania.
El recelo no es infundado. Como ha denunciado Jacques Attali, el viejo consejero económico y político de Mitterrand, Alemania y Francia organizaronel pasado siglo cuatro veces el suicidio de Europa (1914, 1919, 1933 y 1936) y dos terroríficas guerras mundiales han dejado la huella ya indeleble en la historia de aquel convulsivo período. Pero, afin de cuentas, la idea de la integración continental surgió después de la Segunda Gran Guerra (1939-1945) precisamente para diluir las viejas rivalidades nacionalistas y transformar el designio deuna Europa alemana en el de una Alemania europea. La realidad es que la experiencia ha sido hasta ahora fecunda, ya que no sólo ha habido paz en Europa en ese período ya dilatado sino que la Unión se haconvertido en el primer actor económico mundial.
En estas condiciones, con una Alemania que manifiestamente ha archivado sus viejas ambiciones imperialistas de gran potencia, no parece precisamentearriesgado proceder a esa transferencia de soberanía a los órganos comunes de la Unión, del Eurogrupo. Porque en realidad, no se trataría de ceder soberanía de unos países a otros sino de compartirla.Cuando una persona física se inscribe en un club social y acata sus reglas de funcionamiento, no "cede" ni "pierde" soberanía en su autodeterminación personal sino que la "comparte" voluntariamente.Siempre, claro está, que la soberanía se ceda a un ente federal —la palabra es inevitable y conviene no evitarla— que formaliza un concepto superior al la de la suma de Estados que se incorporan al...
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