30 Años De Nebraska De Bruce Springsteen
Texto de JULIO VALDEON BLANCO publicado el 30 sep, 2012 en la categoría Homenaje, Revista
“Cansado de las sesiones épicas en el estudio, de las pilas de tomas, las decisiones compartidas, las discusiones, el agónico perfeccionismo y la exagerada cantidad de horas que le habían supuesto sus discos, Bruce le encarga a su ayudante un cacharro paragrabar”
Hoy mismo se celebra el treinta aniversario de la publicación de “Nebraska”, el disco que presentaría a un Springsteen inédito y que marcaría un hito en la historia del rock. Julio Valdeón Blanco recuerda su génesis.
Texto: JULIO VALDEÓN BLANCO.
Solemos alabar los épicos conciertos de Bruce Springsteen aunque me consta que muchos de sus detractores aborrecen ese aspecto de la historia,seguros de que sus acólitos confundimos poesía y atletismo, hartos del fanatismo de los fanáticos y el papanatismo de los medios. Se equivocan, claro. Springsteen es más, mucho más, que las maratones sobre las tablas. Recordemos por ejemplo las palabras de Dave Marsh, cuando afirma que no existen muchos ejemplos de rockeros en los que los elementos folk y country, de un lado, y rhythm & blues ygospel, del otro, se entremezclen con tanta naturalidad. Una superación de barreras inherente a los orígenes del género, que nació del mestizaje entre las tradiciones afroamericanas que cristalizan en el blues, las baladas isabelinas que engendran el folk y las melodías de las que nace el country.
Consecuencia de la fascinación de Springsteen por los Four Tops, Sam Cooke, Otis Redding o sí, JamesBrown, es el manantial que cristaliza en canciones como ‘Hearts of stone’ o ‘The fever’, buena parte de discos como “The promise” y “Wrecking ball”, así como los arrebatos sobre las tablas. El diálogo con un público enloquecido. Esa dialéctica, pregunta/respuesta, propia del predicador y sus fieles. Cuando pastorea a la masa lo hace reencarnado en una suerte de jinete rockanrolero. Oficia entre elaltar de Sun Records y la iglesia baptista. Ahí reconocemos al Cooke de “One night stand! Live at the harlem Square Club”. Un torbellino furioso y sensual. Desatado. Que anticipa muchas de las virtudes del de Nueva Jersey en vivo. Si quieren comprender su hemorragia eléctrica, que trasciende la acartonada liturgia del concierto pop al uso, hay que remar en busca de las odiseas a las que losgrandes sacerdotes del r&b siempre nos invitaron.
“Homicidas irredentos, policías obligados a perseguir a sus hermanos, solitarios que conducen de madrugada y parados que no encuentran más bendición que la proporcionada por una automática”
Por otro lado a su fascinación con Woody Guthrie y Hank Williams le debemos su faceta más austera, seca e introspectiva, también la más social y preocupada porel reverso en sepia del sueño americano. Discos como el estupendo “The ghost of Tom Joad”, el irregular “Devils and dust” (masacrado por una producción infecta) y, claro, “Nebraska”. Con motivo del treinta aniversario de su publicación teníamos que rendirle unas líneas. Su génesis está en canciones como ‘Factory’, ‘Something in the night’ y, sobre todo, ‘Stolen car’. Arranca tras la conclusión dela gira “The river” y la boda de Clarence Clemons con Christina Sandgren. “Badlands”, la película de Terrence Malik dedicada a las aventuras asesinas de Charlie Starkweather y su novia Caril Ann Fugate, parece ser una influencia temprana. Como lo son las narraciones de Flannery O’Connor, que estaba por entonces leyendo, las obras de Hank Williams y la película de John Ford, “Las uvas de la ira”.Sin descontar los propios fantasmas del autor, incapaz de entregarse a fondo en ninguna relación, acosado por los recuerdos de una vida familiar desestructurada, la sombra del padre depresivo y ese gen de aislamiento que acompaña a muchos miembros de la saga Springsteen desde siempre.
A partir de una vena folk, sonámbula y terrible, brota una catarata de hombres perdidos, un centón de homicidas...
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