589 1154 1 SM
CELEHIS-Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas.
Año 11 - Nro 14 - Mar del Plata, ARGENTINA, 2002; pp 229-245
Los versos libres1
de José Martí:
Poeta en Nueva York
Enrique Foffani
Universidad Nacional de La Plata
D
os razones para pedir prestado el título de este
ensayo a Federico García Lorca: una es la que
pone de manifiesto la relación contigua entre poesía y ciudad(y en ese caso -no es ocioso explicitarlo aun más-: entre poesía y las grandes ciudades, inscriptas en su funcionamiento
socio y psicológico en los trabajos pioneros de Georg Simmel
sobre “die Grosstädte” 2 a fines del siglo XIX y comienzos
del XX) y la otra es la que hace explícita la relación poesía
y metrópolis pero focalizada ahora desde un sujeto que habla y, al mismo tiempo, se sitúa. Es unubi y, por tanto, una
específica localización, donde lo referencial del nombre en
sus dos versiones: New York o su doble en lengua traducida
Nueva-York, parece abrir, en la historia de la poesía latinoamericana, otro ubi, esta vez, un ubi figurado. Por un lado, es
la referencia a una gran urbe como Nueva York por parte de
227
CeLeHis
José Martí, poeta en Nueva York...
un sujeto que se define a símismo como poeta; por otro, en
cuanto a lo que consideramos más relevante del enunciado
de Lorca, ese sujeto se dice a sí mismo poeta y, al hacerlo,
se sitúa en el proceso de su enunciación lírica en una metrópolis-paradigma de la modernidad que es ajena y extranjera
para ese sujeto en el doble sentido territorial y lingüístico
de la extrañeza. A su vez, este enunciado parece plantear un
oxímorono, al menos, un sentido contradictorio capaz de
ironizar sobre un vínculo en colisión en la medida en que no
sería posible ser poeta en NY. O más exactamente: Nueva
York es un acontecimiento que adviene como amenaza para
el poeta, dado que las grandes ciudades condensan en sí el
proceso de alienación propio de la modernidad capitalista.
Si la poesía tiene como una de sus más preciadas
utopías lades-alienación del individuo, entonces se trata de
un enunciado típicamente moderno, en el sentido marxiano
según el cual lo moderno está preñado de su contrario, esto es,
poeta en Nueva York es una antítesis: la poesía es lo contrario
de la urbe, el poeta se opone a NY. Las relaciones ente una y
otra, entre la poesía y las grandes ciudades, han dado siempre
pie para que el poeta se aboque a ejerceruna crítica acerba,
corrosiva, despiadada, contra los efectos del capitalismo tan
visibles en el texto de la urbe. Si la experiencia del poeta
deviene una lectura de la ciudad, es porque la ciudad es un
texto, una lengua, un discurso, un palimpsesto. Quizás “El
hombre de la multitud”3 de Edgar Allan Poe sea el texto emblemático que, en los umbrales de la modernidad, condensa el
relato demuchedumbre alienada; un relato éste, en el que se
efectúa además una referencia metaliteraria orientada, como
reflexión, hacia la práctica de la lectura. En él Poe plantea
que el hombre de la multitud no se deja leer, que camina
y recorre las calles de una gran ciudad como Londres y es
llevado y traído y, finalmente, devorado por esa corriente
228
CeLeHis
Enrique Foffani
humana; en realidad, habría queleer des-humana en algún
sentido o, como plantea W Benjamin un sujeto autómata que
preanuncia al payaso del Luna-Park4, blanco de empellones,
pisotones, empujado por la masa.
Hay, por tanto, una experiencia común a los tres poetas mencionados, aun si pertenecen a tres momentos bien
diferenciados en el transcurso diacrónico de la modernidad:
nos referimos al hecho de que esos sujetos estánsituados en
una extraterritorialidad espacial y lingüística. El Londres de
Poe es equivalente al Nueva York de Martí y Lorca: es otro
lugar, por más que Londres simbolice el ligamen de una antigua metrópolis colonial, puesto que en ese relato funciona
concretamente como la capital bursátil de un Imperio, la sede
por antonomasia del dinero. El relato comienza a alterar a su
modo la lengua en la que se...
Regístrate para leer el documento completo.