Administrador
“La esposa de Thomas B. Marsh, el que en ese entonces era Presidente del Quórum de los Doce, y la hermana Harris [la esposade George Harris] acordaron intercambiar leche a fin de poder hacer quesos más grandes de lo regular. Para asegurarse de que se hiciera justicia, acordaron que ninguna se quedaría con la crema o gordura de la leche, sino que la entregaría entera [con la leche que se obtiene a lo último de una ordeñada, que es la más rica en crema]. Algo sumamente trivial, dos mujeres intercambiando leche parahacer queso.
“Al parecer, la señora Harris fue fiel al acuerdo y le llevó a la señora Marsh la leche entera, pero ésta, deseando hacer un queso de mejor calidad, sacaba cerca de un cuarto litro de la mejor crema de la ordeñada de cada vaca y le enviaba a la señora Harris la leche descremada.
“Finalmente se supo lo que estaba haciendo la señora Marsh y el asunto se llevó ante los maestrosorientadores, quienes al hacer averiguaciones comprobaron que en efecto ella había estado guardando la crema y por lo tanto había actuado mal en perjuicio de la señora Harris al haberse quedado con la crema de la leche. “Se llevó el caso de los maestros orientadores al obispo y se efectuó un consejo disciplinario de la Iglesia. El presidente Marsh consideró que el obispo no había sido justo con él ni consu esposa, ya que el consejo decidió que en verdad la leche más cremosa no se había entregado y por tanto la mujer había violado el convenio.
“Marsh inmediatamente apeló ante el sumo consejo, quien investigó el asunto con suma paciencia, y les puedo asegurar que lo hicieron concienzudamente. El hermano Marsh, empeñado en salvar la reputación de su esposa, siendo como era el Presidente de los DoceApóstoles y un gran hombre en Israel, presentó una aguerrida defensa, pero el sumo consejo finalmente confirmó la decisión del obispo.
“Marsh, lejos de estar satisfecho, apeló ante la Primera Presidencia de la Iglesia, y el presidente José Smith y sus Consejeros estudiaron el caso y respaldaron la decisión del sumo consejo.
“Ese pequeño incidente, como verán, desató una considerable batalla yThomas B. Marsh declaró que respaldaría la posición de su esposa aunque para ello tuviera que ir hasta el mismo infierno.
“El entonces Presidente del Consejo de los Doce Apóstoles, el hombre que debió haber sido el primero en hacer justicia y asegurarse de que se reparara el daño cometido por un miembro de su familia, adoptó esa posición drástica. Y ¿qué hizo después? Fue ante un juez y denuncióa los ‘mormones’ diciendo que eran enemigos del estado de Misuri”
“Como consecuencia de ello, el gobernador de Misuri emitió una orden de exterminio que derivó en la expulsión de unos 15.000santos de sus hogares y residencias y otros miles perecieron a causa del sufrimiento originado por ese incidente” (en Journal of Discourses, tomo III, págs. 283–284; véase también Gordon B. Hinckley, “De lascosas pequeñas proceden las grandes”, Liahona, julio de 1984, págs. 135–136).
El presidente Gordon B. Hinckley relató esa historia en una conferencia general y después comentó: “El hombre que tendría que haber solucionado la disputa, pero que en cambio la siguió ante los oficiales de la Iglesia hasta llegar a la Primera Presidencia, fue literalmente hasta el mismo infierno. Perdió su posición...
Regístrate para leer el documento completo.