Bernardo
ni las lágrimas que brotan de ellos,
ojos que no conocen sus manos,
que nunca se han visto en un espejo.
Así camina el pobre Bernardo
con un báculo delazarillo.
Jamás ha arriesgado un paso largo,
¿cómo?, si teme hasta a los pasitos.
Llega adivinando su ventana,
su mano exulta se aferra a ella,
sabe que ha nacido la mañana,ya sólo ansía saber si es bella.
El ave canta con su alegre trino,
se descobija el sol de la bruma,
se esconden de las flores, el rocío;
suenan las campanas tartamudas.
Eltañer se escucha en todo el pueblo,
toda la gente a la iglesia va.
Bernardo quiere llegar primero,
Bernardo es el último en llegar.
Desde un rincón él escucha atento
el sabio sermónque ofrece el cura,
que habla del arrepentimiento
y la vida eterna que éste, augura.
Cuando la misa con paz termina
los feligreses se marchan todos;
unos pocos pasos, él, anima,sabe que el cura lo mira absorto.
- ¡Señor cura! – Dice Bernardo.
- Acerque mis pasos hasta el altar,
quiero estar con Dios, ahí a su lado,
he venido con Él a charlar.
Señor, yo sé que usted me comprende,
quiero estar solo en mi confesión,
vaya, descanse, no se preocupe,
cuando termine, solo me voy. –
Presagia que el cura se alejó,
como preámbulo dice:- ¡Al fin! –
Con trémulo sonido en la voz,
pero resuelto empezó a decir:
-Dios, hoy nos encontramos solos,
por favor, escucha mis palabras
y limpia la mancha de ese lodo
quecon insultos ensució mi alma.
Me confieso de haber blasfemado,
de culparte a ti por mi desgracia
por estos mis ojos arrullados
que nunca han sabido lo que pasa.
Yo te hearrojado mil adefesios,
te he lastimado con mis palabras,
hasta te he dicho, ¡Ser imperfecto!,
que de tus obras yo soy la mala.
Te he culpado sin tener razón,
absuelve, ¡ por...
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