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L OS P RIMEROS A DVENTISTAS DEL S EPTIMO D IA
Y LA O RDENACIÓN (1844 – 1863)
G EORGE R. K NIGHT
l Adventismo del Séptimo día se originó en un clima antiorganizacional. A lo largo de
1843 y 1844 se disciplinaba cada vez más a los creyentes milleritas y se los
desfraternizaba de sus distintas denominaciones, mayormente por causa de su creencia en
una segunda venida de Jesús premilenariay por su agitación pública del tema. Cuanto más
cercano el vaticinado fin del mundo, tanto más serio se convirtió el problema tanto para las
iglesias como para los milleritas.
En el verano de 1843 el tema se había enconado a tal extremo, que Charles Fitch publicó
un folleto indicando que “cualquiera que se opusiera al REINO PERSONAL [es decir, la
segunda venida] de Jesucristo sobre este mundosentado en el trono de David, es
ANTICRISTO”, o Babilonia. Fitch argüía que las denominaciones, tanto protestantes como
católicas, habían apostatado de la verdad por su violenta oposición a lo que los milleritas
consideraban como doctrina bíblica cardinal. Así se habían convertido en una Babilonia de
confusión entre el cristianismo y el error. Muchos milleritas vieron esto como el fruto no sólo de
lainsistencia de las denominaciones en adherirse a sus credos inflexibles, sino también de la
maquinaria de la iglesia, la cual había sido usada para perseguir al pueblo de Dios que creía en la
Biblia.1
E
La crisis babilónica
El resultado final del problema con las denominaciones fue que gran número de
milleritas se aferraron más cerradamente a que ellos no tenían otro credo que la Biblia. Otroresultado fue la aversión por parte de muchos a cualquier forma de organización eclesiástica. Fue
así como Fitch logró que muchos lo siguieran cuando llamó a sus hermanos y hermanas
adventistas a salir de Babilonia, o de las iglesias organizadas.2
En febrero de 1844, George Storrs llevó la lógica implícita en el argumento de Fitch un
gran paso adelante. “Cuídense —escribió a sus hermanos en la fe—de no intentar hacer otra
iglesia. Ninguna iglesia se puede organizar por invención humana porque se convierte en
Babilonia en el momento cuando es organizada”.3
El llamamiento de Storrs fructificó ampliamente entre los creyentes que habían sufrido el
chasco. De hecho, de las diferentes denominaciones que comenzaron a desarrollarse a partir de
la crisis millerita a fines de 1844, ninguna fue capazde crear una organización formal antes de
fines de la década de 1850 o comienzos de la de 1860. Los impulsos antiorganizacionales
estaban en el corazón de su experiencia y se impusieron en la práctica.4
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Desafortunadamente, esto dejó a los creyentes sin defensa contra las creencias divergentes y las diferentes formas de fanatismo que recorrieron los grupos de adventistas en los años
de ladécada de 1840 y 1850. Cualquiera que deseara predicar tenía más o menos las puertas
abiertas en cualquier grupo que se considerara adventista. No había controles sobre la ortodoxia
y ni siquiera sobre la moralidad en amplios sectores del adventismo, cuando debieron enfrentar
la crisis de un ministerio autodesignado. Por supuesto, algunos ministros responsables deseaban
crear normas apropiadas, perosus opositores simplemente acusaban a sus hermanos de tratar de
quitarles la libertad dada por Dios, actuando como si pertenecieran a Babilonia. Y tal acusación
encontró un suelo fértil en el millerismo posterior al chasco, desorganizado y desorientado.5
Los problemas que encaraba el adventismo en general también afectaban a la rama
sabatista del movimiento. Para fines de 1853, los líderessabatistas decidieron elevar el asunto a
un nivel de más alta visibilidad entre sus adherentes. Como resultado, en diciembre, al mismo
tiempo que observaba que Dios había guiado a su pueblo fuera de Babilonia y “de la confusión y
esclavitud de las creencias hechas por el hombre”, Jaime White también trataba de llamar la
atención de los sabatistas al “orden del evangelio”, es decir la organización de la...
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