Civilizaci n maya
La psicología maya Los mayas disponían de complejas representaciones y clasificaciones de la enfermedad mental en las que había designaciones distintivas para la demencia o locura (cooil), la melancolía (tzeniolal), el frenesí o desvarío el delirio (coothan) y las alucinaciones (oxkokoltzeck), así como una clara diferenciación entre la epilepsia (citam tamcaz canchapahal) yotras clases de lipotimias, síncopes y desmayos (zaccimil zatalol) (Guerra, 1964). Estas enfermedades eran interpretadas y tratadas por brujos-hechiceros (pul-yah) y por sabiosadivinos (ah-men), pero también por unos curanderos (dzac yah) que hacían oficio de médicos y de psicólogos, y que privilegiaban un acercamiento más acorde con la moderna
racionalidad terapéutica occidental. Los curanderosinterrogaban a los enfermos, analizaban la sintomatología, empleaban ocasionalmente la auscultación, diagnosticaban los trastornos y echaban mano de los más diversos tratamientos, entre ellos la cirugía, una elaborada herbolaria y refinadas técnicas psicoterapéuticas (Souza-Novelo, 1940; Urzaiz-Jiménez, 2002). La cultura maya parece haber puesto la palabra, la narración y específicamente la confesiónen un lugar central del tratamiento de la enfermedad. Según el obispo Diego de Landa (1566/1978), los mayas “naturalmente conocían que hacían mal, y porque creían que por el mal y pecado les venían muertes, enfermedades y tormentos, tenían por costumbre confesarse cuando ya estaban en ellos” (p. 47). Esta práctica es reveladora, no tanto por situar la causa de las enfermedades y los tormentos enla pasada conducta del sujeto, sino sobre todo porque la consideración de esta causalidad es lo que hace recurrir a la confesión por la palabra. Tenemos aquí una suerte de terapia confesional cuyo poder es eminentemente curativo en una lógica expiatoria de “ciencias”, de “necesidades y remedios”, como aquella por la que se rige el “oficio de los sacerdotes” ante los que se confiesa el enfermo oatormentado (p. 49). Aunque podamos conceder que dicha lógica se inserta en un sistema causal aparentemente más ritual-religioso que científico-terapéutico, debemos insistir aquí en la indistinción entre lo uno y lo otro en la perspectiva prehispánica. También hay que poner de relieve que Diego de Landa, en el mismo capítulo en el que nos describe la terapia confesional de los mayas, observa, en unafrase misteriosa y desconcertante, que “bien sabían ellos que los ídolos eran obras suyas y muertas y sin deidad, pero los tenían en reverencia por lo que representaban y porque los habían hecho con muchas ceremonias” (p. 48). Aunque seguramente alterada y contaminada por elementos europeos y cristianos, la psicoterapia de los antiguos mayas parece preservarse, al menos de manera parcial, entresus descendientes indígenas en Guatemala, Chiapas y la península de Yucatán. Los tzotziles chiapanecos, por mencionar un caso bien estudiado, siguen utilizando técnicas psicoterapéuticas tradicionales enmarcadas y fundadas en una “religión y visión del mundo” que “tienen sorprendentes similitudes con las de sus antepasados mayas” (Holland, 1963, p. 263). En un clásico ejemplo tzotzil de“psicoterapia maya”, el curandero propone su diagnóstico y su tratamiento de una “enfermedad del espíritu” después de conocer la confesión del enfermo y diversos detalles relativos a su vida personal, sus vínculos con otras personas, su inserción en la comunidad y el contenido reciente de sus sueños (p. 269). El ulterior tratamiento psicoterapéutico “trata de producir cambios en el estado emocional, actitudesy conducta social del enfermo”, y no sólo presenta rasgos análogos a las terapias occidentales, como es el hecho de “ofrecer un patrón para el restablecimiento de los contactos sociales”, sino que también se distingue por elementos característicos, entre ellos el ritual con el que se “reconstruyen las relaciones del paciente con el universo social y sobrenatural”, el “fatalismo” del enfermo y...
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