comunicacion social
COSTUMBRES EN COMÚN, 1991
“TIEMPO, DISCIPLINA DE TRABAJO Y CAPITALISMO INDUSTRIAL”
I
El tiempo sideral, presente desde que empezara la literatura, se ha trasladado, en un solo movimiento, de los cielos al hogar.
El cambio se debió a la difusión de los relojes en el siglo XIV, el reloj sube al escenario de la organización y el cambio se produce contoda certeza. Con el avanzar del siglo XVII la imagen del mecanismo de relojería se extiende.
Problemática: ¿Hasta qué punto y en qué formas afectó este cambio en el sentido del tiempo a la disciplina de trabajo, y hasta qué punto influyó en la percepción interior del tiempo de la gente trabajadora? Si la transición a la sociedad industrial madura supuso una severa reestructuración de los hábitosde trabajo ¿hasta qué punto está todo esto en relación con los cambios en la representación interna del tiempo?
II
Entre pueblos primitivos la medida del tiempo está generalmente relacionada con los procesos habituales del ciclo de trabajo o tareas domésticas.
Una indiferencia tal ante las horas del reloj sólo se podía dar en una comunidad de pequeños agricultores y pescadores con unaestructura mínima de comercialización.
Se pueden observar ritmos de trabajo “naturales”: la organización del tiempo social en el puerto se ajusta a los ritmos del mar; hay que ocuparse de las ovejas mientras crían y guardarla de los depredadores. La orientación del tiempo que surge de estos contextos ha sido descrita como “orientación al quehacer”.
Se puede proponer tres puntos sobre laorientación al quehacer.
1) En cierto sentido es más comprensible humanamente que el trabajo regulado por horas.
2) Una comunidad donde es normal la orientación al quehacer parece mostrar una demarcación menor entre “trabajo” y “vida”.
3) Al hombre acostumbrado al trabajo regulado por reloj, esta actitud le parece antieconómica y carente de apremio.
Pero la cuestión de la orientación al quehacer sehace mucho más compleja en el caso de que el trabajo sea contratado. Se señala el cambio de orientación al quehacer a trabajo regulado. No es el quehacer el que domina sino el valor del tiempo al ser reducido a dinero. El tiempo se convierte en moneda: no pasa sino que se gasta.
III
No está claro hasta qué punto estaba extendida la posibilidad de disponer de relojes precisos en la época de laRevolución Industrial. Desde el siglo XVI se erigieron relojes en iglesias y lugares públicos. El reloj de bolsillo era de precisión dudosa hasta que se hicieron ciertos progresos.
El registro del tiempo pertenecía a mediados de siglo todavía a la gente acomodada, patronos, agricultores y comerciantes; y es posible que la complejidad de los diseños y la preferencia por los metales preciosos,fueran formas intencionadas de acentuar el simbolismo de status.
Hacia 1790: se está produciendo una difusión general de los relojes en el momento exacto en que la Revolución industrial exigía una mayor sincronización del trabajo. Además, el reloj era el banco del pobre, una inversión de sus ahorros; en épocas malas podía venderse o empeñarse.
IV
La atención que se presenta al tiempo en lalabor depende en gran medida de la necesidad de sincronización del trabajo.
V
La tensión de esta transición recae sobre la totalidad de la cultura: la resistencia al cambio y el asentimiento al mismo surge de la cultura entera.
Los ritmos irregulares de trabajo descritos en la sección anterior nos ayudan a entender la severidad de las doctrinas mercantilistas por lo que respecta a lanecesidad de mantener bajos los salarios como prevención contra la inactividad.
Entramos aquí, ya en 1700, en el conocido panorama del capitalismo industrial disciplinado, con las hojas de hora, el vigilante del tiempo, los informadores y las multas.
Se disponía de otra institución no industrial que podía emplearse ara inculcar la “economía del tiempo”: la escuela. Se consideraba la educación como...
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