Derechos En La Sisiedad
2. A través del presente documento (que se limita a algunas consideraciones de especial importancia y que nos es grato ofrecer como pistas de ulteriores y más hondas consideraciones), deseamos reconocer el significado y la vigencia de la Declaración, como también caminar, en la perspectiva de una realuniversalidad y de su necesaria aplicación integral. Reconocemos el valor y la permanente capacidad de inspiración de esta Declaración porque compartimos elementos de una misma verdad. Compartir la verdad es una condición indispensable para la convivencia humana. No ignoramos ciertamente las reservas que dicha Declaración puede suscitar: puede favorecer el individualismo y el subjetivismo. En tal sentidohan sido formuladas diversas críticas. Sin embargo, conviene hacer hincapié en la gran convergencia entre tal Declaración y la antropología y la ética cristianas,3 no obstante el hecho de que prescinda de toda referencia a Dios. Hay también una cercanía conceptual en aquellos puntos que son admitidos como naturales en cuanto parte de la conciencia común de la humanidad. No se trata, ciertamente,de derechos creados por la Declaración, sino reconocidos y codificados por ella. «La Declaración Universal es muy clara: reconoce los derechos que proclama, no los otorga».4 Además, la Declaración, que reconoce «la dignidad intrínseca» y los «derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana»,5 constituye un «punto de encuentro» para la reflexión y la acción conjuntas.3. Desde los sufrimientos de la guerra, con las hondas heridas y laceraciones, con gravísimos atentados contra la dignidad del hombre y de los pueblos, la humanidad se unió para afirmar «el valor de la persona humana»,6 en el respeto y la tutela que le son debidos. Proviniendo de todas partes y de todas las culturas, las naciones del mundo proclamaron verdades universales, derechos universales ybienes universales. Aun siendo diversas las naciones del mundo, sus delegados escucharon las insinuaciones del espíritu, el llamado de la razón, las lecciones de la historia y las inclinaciones del corazón. En representación de los pueblos del mundo,7 las naciones se pusieron de acuerdo para renunciar a la ideología, yendo más allá del utilitarismo y para reconocer los fines arraigados en lanaturaleza de todas y de cada una de las personas. Conlleva, pues, una dinámica de universalidad para que, en torno a la verdad del hombre, muchas más naciones de las que inicialmente adhirieron a la Declaración lo hagan, hasta cubrir un día —ojalá próximo— a todas las naciones de la tierra.
4. Somos conscientes de que la «guerra fría » obstaculizó la aplicación de la Declaración, pero también losomos de las grandes posibilidades que puede traer esta época así llamada de «globalización». Una globalización que no se limita a los meros aspectos económicos, sino que entraña otras realidades y dimensiones, que han de converger en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana y pasar por un cuerpo de valores éticos con fuerza de obligatoriedad. Todo esto será realidad si descubrimos lamanera de impulsar el reconocimiento y la aplicación de los derechos humanos.
5. En su mensaje del 30 de noviembre de 1998, Juan Pablo II hace un explícito homenaje a la Declaración Universal de Derechos Humanos al calificarla como «uno de los documentos más preciosos y significativos de la historia del derecho».8 Los derechos articulados en la Declaración constituyen un todo integrado, que...
Regístrate para leer el documento completo.