EL ARCA DE SCHINDLER
Thomas Keneally
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A la memoria de Oskar Schindler
y a Leopold Pfefferberg, cuyo celo y
persistencia determinaron que se
escribiera este libro
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NOTA DEL AUTOR
En 1980 entré en una tienda de artículos de piel, en Beverly Hills, y
pregunté precios de carteras. La tienda era de Leopold Pfefferberg, un
superviviente de Schindler.
Entre las estanterías de maletas italianasimportadas de Pfefferberg oí
hablar por primera vez de Oskar Schindler, alemán bon vivant, especulador,
seductor y ejemplo de contradicciones, y de cómo había salvado a una sección
transversal de una raza condenada durante los años que ahora se conocen con
la denominación genérica de Holocausto.
Esta narración de la sorprendente historia de Oskar se funda, en primer
lugar, en entrevistas concincuenta supervivientes de Schindler, de siete
naciones: Australia, Israel, Alemania Federal, Austria, Estados Unidos,
Argentina y Brasil. Se ha enriquecido con la visita, en compañía de Leopold
Pfefferberg, a sitios de notoria importancia en este libro: Cracovia, la ciudad
adoptiva de Oskar; Plaszow, escenario del campo de trabajo de Amon Goeth;
la calle Lipowa, de Zablocie, donde está todavía lafábrica de Oskar;
Auschwitz—Birkenau, de donde sacaba Oskar a sus prisioneras. El relato se
vale además de los documentos y otros datos aportados por los pocos
hombres, relacionados con Oskar durante la guerra, a quienes aún es posible
encontrar, así como la gran cantidad de sus amigos de posguerra. Muchos de
los cientos de testimonios sobre Oskar depositados por los Judíos de Schindler
en Yad Vashem,la institución que recuerda a los héroes y mártires,
acrecientan el relato, y también testimonios escritos, de fuentes privadas, y
gran volumen de papeles y cartas de Schindler, algunos cedidos por Yad
Vashem y otros por amigos de Oskar.
Emplear la textura y los recursos de la novela para contar una historia
verdadera es un camino que sigue con frecuencia la literatura moderna. Es el
que heelegido, tanto porque el oficio de novelista es el único al que puedo
alegar derecho como porque la técnica novelística parece apropiada para un
personaje de la ambigüedad y magnitud de Oskar. Sin embargo, he procurado
evitar toda ficción, que sólo empañaría el relato, y también distinguir entre la
realidad y los mitos que suelen rodear a los hombres de la envergadura de
Oskar. A veces ha sido necesariotratar de reconstruir conversaciones de
Oskar y otros de las que apenas existen vestigios. Pero la mayor parte de los
diálogos y comunicaciones, y todos los hechos, se basan en las detalladas
memorias de los Schinderjuden (Judíos de Schindler), del mismo Schindler, y
de otros testigos de sus audaces rescates.
Desearía agradecer, en primer lugar, a tres de los supervivientes de
Schindler LeopoldPfefferberg, el juez Moshe Bejski, de la Corte Suprema de
Israel, y Mieczyslaw Pemper, quienes no sólo transmitieron al autor sus
recuerdos de Schindler y le entregaron documentos que han contribuido a la
exactitud de la narración, sino que también han leído el primer borrador y
sugerido correcciones. Muchas otras personas, supervivientes de Schindler o
relaciones de posguerra de Oskar, me hanconcedido entrevistas y generosa
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información en forma de cartas y documentos. Entre ellas figuran Emilie
Schindler, Ludmila Pfefferberg, Sophia Stern, Helen Horowitz, Jonas Dresner,
Mr. y Mrs. Henry, Mariana Rosner, Leopold Rosner, Alex Rosner, Idek
Schindel, Danuta Schindel, Regina Horowitz, Bronislawa Karakulska,
Richard Horowitz, Shmuel Springann, Jakob Sternberg, Lewis Fagen y Sra.,
HenryKinstlinger, Rebecca Bau, Edward Heuberger, Mr. y Mrs. M.
Hirschfeld, Mr. y Mrs. Irving Glovin y muchos otros. En mi propia ciudad,
Mr. y Mrs. E. Korn me han ofrecido constante apoyo, aparte de sus recuerdos
de Oskar. Josef Kermisz, Shmuel Krakowski, Vera Prausnitz, Chana Abelís y
Hadassah Modlinger, de Yad Vashem, me concedieron libre acceso a los
testimonios de los supervivientes de Schindler y...
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