El papel de una mijer en la sociedad actual
Acepté tratar este tema del papel de la mujer a pesar del hecho de que la mera noción de un papel para la mujer como mujer cause gritos de consternación en algunos lugares. Cuando el Santo Padre en 1988 publicó una carta apostólica sobre La Dignidad de la Mujer (Mulieris Dignitatem), algunos pensadores feministas se ofendieron por lasimple sugerencia de que la mujer debiera tener una vocación exclusiva de ella. El hecho de que este documento fuera emitido en el Año Mariano, proponiendo a María como modelo de auténtica feminidad, provocó un auténtico escándalo entre muchos autoproclamados defensores de la causa de la mujer. Estaban convencidos de que un modelo mariano solamente podría implicar una degradación de la mujer,relegándola a poco más que la servidumbre doméstica, negándola cualquier papel en la vida pública y recomendándola las virtudes de una moralidad de esclava: trabajo duro, sacrificio, obediencia y una negación de sí misma equivalentes a su autodestrucción.
Una suposición crucial en la que se basa éste aluvión de críticas, creo yo, es que la dignidad de la mujer no puede preservarse a menos que lamujer sea, en cada aspecto importante, exactamente igual que el hombre. Cualquier diferencia reconocida entre hombre y mujer puede utilizarse como una excusa para tratarles de forma desigual. La discriminación entre los dos conducirá inevitablemente hacia formas de discriminación injusta - tratando a la mujer como inferior al hombre en su valía o capacidades como persona y por tanto como indigna delas mismas prerrogativas y privilegios que el hombre tiene. El temor es que la mujer sea restringida al cuidado de la casa y de los hijos como la única esfera en la que puede realizarse su verdadera vocación, especialmente si las diferencias principales entre los sexos incluyen la estrecha relación de la mujer con el embarazo y la crianza de los hijos. Sus aspiraciones a participar de forma másactiva en una comunidad más amplia deberían reprimirse, de manera que, quizá, la vocación religiosa es, simplemente, esta misma autodestrucción llevada al extremo: una retirada total, incluso de la escena doméstica; en efecto, una desaparición de la persona.
Si la visión de Juan Pablo II fuera ésta, sería con seguridad un panorama inquietante y la reacción de algunos grupos de mujeres seríacomprensible. Pero la objeción al documento no fue en la mayoría de los casos una reacción a la visión del Santo Padre, puesto que la mayor parte de los críticos no la habían leído. En lugar de esto reaccionaron a lo que ellos asumieron que diría, lo que ellos esperaban que dijera, lo que temían que dijese-no a lo que en realidad dijo. En esta carta apostólica Juan Pablo II busca la respuesta a la...
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