ELUA 02 01
RETÓRICA COMO CIENCIA DE LA EXPRESIVIDAD
(PRESUPUESTOS PARA UNA RETÓRICA GENERAL)
ANTONIO GARCÍA BERRIO
(Universidad Autónoma de Madrid)
0.1. Con el auge de los estudios neorretóricos desde mediados de
los años sesenta (A. Schiaffini, 1962; Christensen, 1967; M. Maccoby,
1973; L Heilmann, 1978), se ha producido una situación general más
próxima casi siempre aldesconcierto que a la clarificación en puntos
esenciales. Con mucha frecuencia las causas de ese confusionismo
arrancan de un deficiente entendimiento de la auténtica dimensión
científica de la Retórica, aunque esto pueda quizá escandalizar como
afirmación de entrada a algunas personas. A la Retórica se han acercado en los últimos decenios dos tipos al menos de estudiosos, dotados
de formación y deintereses muy distintos. De una parte los investigadores de la tradición clásica, como Lausberg (Lausberg, 1960; Martin,
1974), movidos de una voluntad de reexhumación en todos sus extremos y dimensiones de la ciencia Retórica. Sin embargo, es necesario
reconocer que ha faltado, incluso en los mejores casos, como el del
propio Lausberg, capacidad o quizá voluntad de integración de esa
disciplinaperfectamente rescatada en la mayoría de sus enunciados y
adecuadamente articulada en sus clasificaciones, en los esquemas de
las modernas disciplinas del discurso. Esto resulta a primera vista y sin
paliativos escasamente acertado. Ya que la Lingüística moderna, pariente muy próxima de la Retórica incluso en la gran variedad de sus
vías metodológicas de acceso al fenómeno del lenguaje, ofrece unbalance ejemplar, si no perfecto, dentro del desarrollo de las llamadas
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ciencias humanas. Como he aludido ejemplarmente a la obra de Lausberg, debe señalarse para explicar y disculpar en su caso ese defecto
del divorcio a que aludo, en primer lugar que, dado el ingente volumen
de la investigación misma, podría haber sido distorsivo y prestarse tal
vez a la confusión establecer por todo el libroun sistema permanente
de paralelos entre los materiales retóricos clásicos y los lingüísticos
contemporáneos. Por otra parte, en el decenio de los cincuenta,
cuando Lausberg elaboraba su magna síntesis, el balance de la Lingüística moderna quizá no hiciera tan imprescindible como hoy el esfuerzo de integración interdisciplinar. Pero este hecho, que en justicia
sería ingrato reclamar como defecto aLausberg, se ha traducido en un
evidente mal ejemplo para muchos de sus continuadores.
El sector opuesto de los recientes acercamientos lo constituyen
aquellos «scholars» que, procedentes de diversas disciplinas modernas
de estudio del discurso, tales como la Lingüística, la Poética o la Semiología —y en muchos aspectos también los lógicos se han querido
mezclar en el empeño—, han entrevisto laposibilidad de una fructífera
ayuda de las categorías y los paradigmas analítico-interpretativos de la
Retórica en algún momento de expansión o incluso de crisis de sus
respectivas disciplinas. Si en este aspecto la iniciativa en sí misma la
considero personalmente oportuna y aun imprescindible, no cabe
duda, juzgando por los resultados finales, que han abundado más hasta
ahora los casos de frivolaprecipitación. Para muchos de estos casos,
denunciados desde sectores muy distintos —entre los más brillantes y
representativos (P. Kuentz, 1971: 112-114; Groupe \i: 1977; y J. Kopperschmidt, 1977)— el concepto de Retórica era poco más que un
marco demasiado holgado, donde situar cómodamente unas intuiciones
vagamente pragmáticas. Para la mayoría de esos entusiastas, la Retórica, reciéndescubierta por ellos, sería una especie de mecanismo universal de persuasión, con reglas no demasiado bien definidas, o
cuando mucho un raquítico sistema de estrategias de diálogo o de
argumentación, apenas dictadas por el sentido común de los propios
neorretóricos. Obviamente la Retórica como ciencia plurisecular ofrece
muchos más apoyos reales que esa caricatura, destinada casi siempre a
alimentar el...
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