Forma y expresión. Kandisinsky
José Ángel Castaño Gracia
1. Der blaue reiter.
2. El rechazo de la realidad material.
3. La insignificancia de la forma.
4. El arte como afirmación del espíritu.
5. La síntesis de las artes.
1. DER BLAUE REITER.
«Todo tiene su envoltura y su meollo, apariencia y esencia, máscara y verdad. Que
alcancemos sólo la envoltura en vez de la esencia de lascosas, que su máscara nos
ciegue de tal forma que nos impida hallar la verdad, ¿en qué medida ello influye en la
claridad interior de las cosas?… ¿Qué es lo que esperamos del arte abstracto? Es la
tentativa de hacer hablar al mismo mundo en vez de a nuestra alma excitada por la
imagen del mundo… Nosotros tenemos la experiencia milenaria de que las cosas son
más mudas cuanto más claramente lesponemos delante el espejo óptico de su
apariencia fenoménica. La apariencia es siempre chata, pero alejadla, alejadla
completamente de vuestro espíritu –imaginad que ni vosotros ni vuestra imagen
existen– y el mundo permanece en su auténtica forma, y los artistas intuimos esta
forma. Un demonio nos concede ver entre las grietas del mundo y nos conduce en
sueños detrás de su variopintoescenario».
La tensión latente entre el artista y el mundo, que se manifestó en la situación de crisis
alrededor de 1900, se acentuó con el advenimiento de una generación de artistas
revolucionarios que planteaba nuevos objetivos para el arte y que culminaría con lo que
Schorske denomina «la explosión en el jardín». Para estos artistas, cuando más se miraba la
realidad con mirada penetrante, másextraña se volvía. El impresionismo francés, que había
sido la última demostración artística deslumbrante del realismo europeo, todavía había
mostrado un profundo acuerdo con el mundo objetivo. Sin embargo, el neoimpresionismo
expresaba ya las primeras dudas en cuanto a la credibilidad de las percepciones únicamente
sensibles. El espíritu metódico de Seurat y de Cézanne, las aspiracionessimbolistas del
Groupe synthétiste en torno a Gaugin, la pasión ardiente de Van Gogh, los enigmas
psicológicos de Ensor o Munch, buscaban, cada uno a su manera, el equivalente artístico de
las nuevas relaciones que se abrían entre el hombre y el objeto. El arte no quería limitarse a
enseñar lo visible, aspiraba a hacer ver. A pesar de todo, en la búsqueda de esos objetivos
comunes, los caminoseran divergentes. La sentencia de Cézanne de que «el arte es una
armonía paralela a la naturaleza» indicaba al arte francés su dirección. La naturaleza ya no era
reproducida, sino representada por medio del lenguaje autónomo del color, de la línea y de la
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forma. El cuadro se convertía en el producto del espíritu que busca y conoce, y, por ello, era
autónomo.
No sucedía lo mismo en elnorte de Europa. Allí dominaba el deseo de comunicar, gracias al
arte, el mundo interior y el mundo de expresión del hombre. La realidad visible era sustituida
por la visión del artista y, por lo tanto, permeable según el grado de participación humana. Un
sentimiento exaltado del yo, de desgarradoras tensiones psicológicas, admitía las formas
dadas solamente como signos simbólicos, signos decomunicación, destinados a anunciar las
crisis, el sentimiento trágico de la vida, la antinomia casi patológica entre el hombre y el
mundo; en resumen, el expresionismo. Podemos considerar al expresionismo como una base
espiritual común, pero no como un estilo ―obligatorio‖. El Norte y el Sur crearon sus propias
vías.
En calidad de metrópolis artística tradicional alemana, Munich ofrecíacondiciones favorables,
alrededor de 1900, para esta próxima revolución. El Jugengstil había creado desde finales del
siglo XIX las condiciones sobre las que podía edificarse la novedad. Se discutió fuertemente
sobre las posibilidades de la línea en relación con la forma absoluta, independientemente de la
naturaleza. Así, en 1896, Fritz Endell formuló sus tesis sobre la acción de los colores...
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