Galaxias
término de origen griego. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), una
galaxia es un elemento de tamaño considerable que está compuesto por un número de
estrellas, planetas, polvo interestelar, gases y partículas sujeto a variaciones.
Desde la antigüedad los seres humanos hemos creído que ocupábamos
un lugar muy especial en el universo. Salvo contadas excepciones, durante
dos mil años hemos creído que nos encontrábamos en el centro del univer
so. Tres grandes cambios, dos de ellos muy sonoros y el tercero más silen
cioso, han acabado con esa imagen, y nuestra forma de entender el mundo en que vivimos ha sido radicalmente modificada. El primer cambio vino de la
mano de Copérnico, Kepler y Galileo, los tres científicos que nos sacaron del
centro del universo. El Sol dejó de dar vueltas alrededor de la Tierra, y nos
convertimos en pasajeros de una inmensa roca que gira alrededor del astro
rey a más de cien mil kilómetros por hora. En el siglo pasado vino el segun do cambio. Entonces dejamos de ser los reyes de la creación por obra y gra
cia de Darwin y Wallace, al descubrir el mecanismo que hace evolucionar a
las diferentes especies, la selección natural. La idea genial de estos ingle
ses fue que las especies evolucionaban siguiendo una sencilla regla: sobre
vive aquella que se adapta mejor al medio en el que vive. Con algo tan sim ple Darwin y Wallace cambiaron nuestra forma de ver la naturaleza. La evo
lución es una fuerza ciega, y los cambios que aparecen en las distintas
especies son debidos al azar, a la pura chiripa. Dios no nos puso en la Tie
rra como quien planta una maceta, sino que somos fruto de un largo y peno
so camino que comenzó hace varios miles de millones de años.
La tercera gran revolución sucedió a principios de este siglo. Silenciosa y casi imperceptible, fue la que nos situó en el cosmos. Hasta los años 20 se
c reía que el Sol estaba situado en el centro de la Galaxia. El nort e a m e r i c a n o
Harlow Shapley cambió eso. Descubrió que no ocupábamos un lugar privilegia
do en el centro de la Galaxia sino que estábamos confortablemente instalados
en sus arrabales. Curiosamente, el mismo Shapley no admitía que hubiera más galaxias como la nuestra en el universo. Según él, todo se reducía a una única
e inmensa galaxia. Frente a esta postura otro astrónomo llamado Herber Curt i s
defendía la existencia de otras galaxias como la nuestra, y se enfrentó a Sha
pley en una famosa discusión pública que fue conocida como el Gran Debate.
Esta apasionante historia, contada aquí con simples y gruesas pincela das, resulta ser un excelente guión para acercar y hacer ver el considerable
esfuerzo intelectual que el ser humano ha tenido que realizar para alcanzar
descubrir que vivimos en un planeta cualquiera que gira alrededor de una
estrella cualquiera situada en los arrabales de la Vía Láctea. Una galaxia que
no es más que una de las de cientos de miles de millones que pueblan el universo. Estas 40 palabras nos han costado 4.000 años de pensamiento.
Cien años por palabra.
Las primeras galaxias se empezaron a formar 1.000 millones de años después del
BigBang. Las estrellas que las forman tienen un nacimiento, una vida y una muerte.
El Sol, por ejemplo, es una estrella que se formó por acumulación de materiales que
provenían de estrellas anteriores, muertas.
Muchos núcleos de galaxias emiten una fuerte radiación, cosa que indica la probable
presencia de un agujero negro.
Los movimientos de las galaxias provocan, a veces, choques violentos. Pero, en general,
las galaxias se alejan las unas de las otras, como puntos dibujados sobre la superficie de un
globo que se infla.
Una galaxia es un conjunto de estrellas, nubes de gas, planetas, polvo cósmico, materia ...
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