Humanismo
Humanismo, técnica y tecnología
tercera y última parte
Juan Manuel Silva Camarena
Coordinador del Programa de Formación de Investigadores de la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, UNAM
I Recapitulación Casi cualquier persona entiende lo que quiere decir cuando se habla de humanismo, de técnica o de tecnología; y sin embargo,se trata de palabras que ocultan, casi con la fuerza con la que se guarda un secreto, la realidad a la que se refieren. No podemos ahora tratar el asunto históricometafísico relacionado con este doble significado de las palabras, que lejos de resolverse con la ayuda de algún buen diccionario, se requiere, en quien deveras quiere comprender, una actitud que comienza por admitir que la facilidadcon la que el sentido común maneja esas nociones no se origina en un verdadero conocimiento de las cosas sino en una posición práctica en el mundo que, a diferencia de la ingenuidad propia del que desea saber y quiere preguntar, se desenvuelve con una seguridad que no experimenta nunca dudas o perplejidades. Esta especie de soberbia, desde luego, no consiste en esa valoración excesiva de sí mismoque suele marchar junto a un menosprecio de los demás. No es nada más ni nada menos que una manera tan natural de ver las cosas que efectivamente parece “la más natural” de todas. Lo que hemos entrevisto ya en la primera y la segunda partes, ahora lo veremos más claramente: cuando se habla de humanismo, técnica y tecnología se habla precisamente
de actitudes ante el mundo, de lo interesado y lodesinteresado, de lo teórico y lo práctico, de lo útil y lo inútil. La investigación filosófica, por el contrario, sospecha de cualquier comprensión fácil del mundo, y cuando todo parece estar completamente aclarado, ella termina por encontrar algo que, como la acción del aguafiestas, tiene que desanimar a quien creía tener en su poder el conocimiento adecuado y suficientemente verdadero. Ésta es,por cierto, una de las razones que en extremo molesta o cuando menos extraña al “común de los mortales”, justo cuando éstos notan que los pensadores, después de unas largas reflexiones, sólo suelen ofrecer al lector una de dos posibilidades: o bien no se llega a ninguna conclusión práctica (y entonces hay quien en su desesperación, como en un desahogo personal, en su necesidad de asirse a algo,apela al uso de una vulgar metáfora que utiliza la idea de que en todo caso, sea como fuere, habría que “aterrizar” la idea, en el sentido preciso en el que una aeronave toma contacto con la tierra después de haber llevado a cabo algún vuelo, no importa si a grandes alturas o tan al ras del suelo que prácticamente se caminaba sobre él); o bien, lo que se halla al final es más bien una pregunta, laformulación de una incertidumbre, y no la respuesta que legítimamente espera quien que se acerca “al que sabe”.
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Revista Contaduría y Administración, No. 199, octubre-diciembre 2000
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Humanismo, técnica y tecnología (tercera y última parte)
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Nosotros, sin proponérnoslo, podríamos acercarnos a un desenlaceparecido, después de meditar sobre la relación que existe entre lo que somos y eso que llamamos técnica y tecnología. En la primera parte de nuestra indagación 1 partimos de una crítica al concepto de humanismo que aparece en la Enciclopedia Británica por no proporcionar una idea “clara y distinta” del concepto de humanismo, al presentarlo como mera exaltación del hombre, su religiosidad, su libertad y sudominio de la naturaleza; y sobre todo, al identificarlo, erróneamente, con la idea del “humanismo” sofista que, como tal, considera al hombre como “la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son” (según la famosa expresión de Protágoras que desde la Antigüedad ha llegado hasta nuestros días, gracias a los Diálogos de Platón). En relación...
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