Intuición femenina
Comentario de Asimov
Mis robots son casi siempre masculinos, aunque no necesariamente en un sentido verdadero del género. Al fin y al cabo, les doy nombres masculinos y me refiero a ellos como «él». A sugerencia de una editora, Judy-Lynn del Rey, escribí Intuición Femenina, que se publicó en el número de octubre de 1969 de IF Magazine of Fantasy and Science Fiction. Por unaparte, mostraba que yo podía hacer un robot femenino, Seguía siendo de metal. pero tenía un talle más estrecho que mis robots de costumbre así como también una voz femenina, Posteriormente, en mi libro Robots e Imperio, había un capítulo donde hacía su aparición un robot femenino humanoide. Hacía un papel de malvada, que puede sorprender a aquellos que conocen mi frecuentemente demostradaadmiración por la mitad femenina de la Humanidad.
Por primera vez en la historia de «United States Robots & Mechanical Men Corporation», había sido destruido accidentalmente un robot en la propia Tierra.
Nadie era culpable. El vehículo aéreo había sido destruido en medio del aire y un incrédulo comité de investigación se preguntaba si se atrevería a anunciar el hecho de que había sido alcanzado porun meteorito. Ninguna otra cosa podía haber sido tan rápida como para evitar que se activase el mecanismo de desviación: con excepción de una explosión nuclear, nada podía haber causado el daño, y ello quedaba descartado.
Si se añadía a ello un informe sobre un destello en el cielo nocturno justo antes de que el vehículo hubiese explotado -y procedente del Observatorio de Flagstaff, no de unaficionado- y la localización de un enorme y claramente meteórico trozo de hierro recientemente incrustado en el suelo a una milla del lugar, ¿a qué otra conclusión podía llegarse?
Sin embargo, nada semejante había sucedido con anterioridad y los cálculos de las probabilidades en contra arrojaban cifras monstruosas. Pero incluso las improbabilidades más colosales pueden suceder a veces.
En lasoficinas de «United States Robots», los cómos y los porqués eran secundarios. El punto crucial era que había sido destruido un robot.
Ello era lamentable por sí solo.
Todavía resultaba más lamentable el hecho de que JN-5 era, después de cuatro intentos previos, el primer prototipo que había sido probado sobre el terreno.
Resultaba abismalmente lamentable el hecho de que JN-5 era un tipo nuevo derobot, completamente distinto de cualquiera construido hasta el momento.
Y el hecho de que aparentemente JN-5 hubiese realizado algo de incalculable importancia antes de su destrucción y que este logro pudiese estar ahora perdido para siempre, dolía más allá de toda expresión.
Apenas parecía digno de mención que, junto al robot, había muerto también el Robopsicólogo Jefe de «United States Robots».Hacía diez años que Clinton Madarian trabajaba en la empresa. Durante cinco de estos años, había trabajado sin quejarse bajo la gruñona supervisión de Susan Calvin.
La capacidad de Madarian era bastante evidente y Susan Calvin lo había promocionado calladamente por encima de hombres mayores que él. En ningún caso se habría dignado dar explicaciones de ello al Director de Investigación, PeterBogert. Pero, en realidad, no eran necesarias las explicaciones. O, más bien, saltaban a la vista.
En muchos y notorios aspectos, Madarian era el reverso de la medalla de la famosa doctora Calvin. En realidad no era tan gordo como su destacado doble mentón le hacía parecer, pero incluso así su aspecto era imponente, mientras que Susan podía pasar casi inadvertida. Su rostro macizo, su mata debrillantes cabellos castaño rojizo, su piel basta, su voz atronadora, su risa sonora y, sobre todo, su incontrolable confianza en sí mismo y su forma vehemente de proclamar sus logros, hacía que todos los presentes se sintiesen faltos de espacio.
Cuando finalmente Susan Calvin se jubiló (negándose de antemano a cooperar para una cena testimonial susceptible de organizarse en su honor, y de forma tan...
Regístrate para leer el documento completo.