Justinianio
II. La existencia del Codex I ustinianus1 y la ya pronta publicación de la compilación de las obras de la jurisprudencia, digesta o pandectae2 hacían necesaria una reforma del plan de estudios de Derecho para adaptarlo a los profundos cambios que se habían producido en las estructuras del derecho positivo. En efecto, como afirma Cannata, «Justiniano, o quizá másprecisamente Triboniano y sus colaboradores, comprendieron que lo que la historia llamaría el Corpus I uris Civilis no era una simple compilación, sino una profunda reforma del derecho. Habían operado una síntesis de la tradición clásica, de la legislación postclásica, de la práctica y de las concepciones de las escuelas de Oriente, y esta síntesis formaba una trama completamente nueva a la queel derecho positivo se encontraba anudado de ahora en adelante. Además, el nuevo soporte no podía darse a conocer con la colección de las constituciones ni con la de las obras de los juristas; evidentemente tampoco estaba presente en las antiguas síntesis institucionales. Desde que Justiniano y sus colaboradores se dieron cuenta de esa laguna, se dispusieron a cubrirla mediante la redacción de unnuevo manual de Institutiones y mediante la reforma de los estudios jurídicos» (1996, 125).
La primera medida adoptada por Justiniano, en fecha incierta del año 533, fue encargar de manera informal3 a una comisión restringida la redacción de un manual institucional4. El encargo fue cumplido con gran rapidez por Triboniano, Teófilo y Doroteo5 incluso antes de la promulgación del Digesto; enefecto, la obra fue aprobada por la Constitutio Imperatoriam del 21 de noviembre del año 533. Las Instituciones de Gayo así como las demás obras institucionales tardo-clásicas –de Paulo, Ulpiano, Marciano y Florentino–, completadas con textos procedentes de las res cottidianae , algunos pasajes del Digesto –en ese momento prácticamente concluido– y algunas constituciones imperiales, formaban la base deestas Instituciones6. Los cuatro libros de las Institutiones aparecen divididos en títulos, cada uno de éstos con una rúbrica indicadora del contenido. A diferencia del Código y del Digesto, donde se señala expresamente la procedencia de cada texto7, en las Instituciones el discurso se presenta en forma de texto corrido, sin desvelar las fuentes de donde proceden los fragmentos, escrita en primerapersona, como si el propio Emperador hablara a los estudiantes.
Debe destacarse que esta obra, aunque destinada a la enseñanza, fue promulgada como ley8. En opinión de Bonini, «se puede observar que la obra representa, justo por sus finalidades didácticas, no sólo el momento de mayor síntesis, sino también el de más sosegada reflexión en todo el ciclo de las compilaciones justinianeas. Setrata, pues, de una obra en la que, a través de la neta separación de las partes históricas y de las perspectivas, se t r an sp ar en t an con p ar t i cu l ar evi den ci a l as ver dader as i n t en ci on es n or m at i vas del em p er ad o r , l o q u e p er m i t e t am b i én d ar c u en t a, d e al g ú n m o d o , d e n o v ed ad es ‘inexpresables’ con los materiales recogidos en el Digesto (eincluso, a veces, con los recogidos en el Código)» (1979, 66 y ss.).
En cuanto al orden de materias, el primer libro trata de la temática de personas. El segundo libro, de las cosas, la propiedad y los demás derechos reales y los testamentos. El tercer libro, de la sucesión intestada, de las obligaciones derivadas de contrato y de las
obligaciones en general. El cuarto libro, de las obligacionesderivadas de delito, de los procesos privados y de los procesos públicos9.
En Justiniano vemos reflejado su deseo no sólo de aclarar –depurando y ordenando todo el derecho vigente, en los libros del Código y del Digesto–, sino de facilitar el estudio del Derecho. Después de un parágrafo preliminar, dedicado al habitual binomio «arma et leges», como fundamento de la «imperatoria maiestatis»10,...
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