La Gaya Ciencia. Libro
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LA GAYA CIENCIA
Friedrich Nietzsche
2
PRÓLOGO
I Este libro necesitaría, sin duda, algo más que un prólogo; a fin de cuentas, siempre quedará la duda de si, por no haber vivido nada parecido, alguien puede llegar a familiarizarse mediante prólogos con la experiencia que precede a este libro. Pareceescrito en el lenguaje de un viento de deshielo. Todo es aquí arrogancia, inquietud, contradicción, como un tiempo de abril, que hace recordar constantemente tanto al invierno demasiado reciente aún, como a la victoria obtenida sobre el invierno, esa victoria que viene, que debe venir, que tal vez haya venido... La gratitud fluye en él a oleadas, como si acabara de ocurrir el acontecimiento másinesperado, la gratitud de un convaleciente -pues la curación era ese acontecimiento más inesperado-. La "Gaya Ciencia": he aquí lo que anuncia las Saturnales de un espíritu que ha resistido pacientemente a una prolongada y terrible presión -paciente, rigurosa, fríamente, sin someterse, pero también sin esperanza-, y que de pronto se ve asaltado por la esperanza, por la esperanza de la salud, por laembriaguez de la curación. ¿Es de extrañar que en este estado salgan a la luz muchas cosas insensatas y locas, mucha ternura arrogante despilfarrada en problemas que tienen la piel erizada de espinas y que no se dejan acariciar ni seducir de ningún modo? Todo este libro no es efectivamente más que una necesidad de gozar tras un largo período de privación y de impotencia, el estremecimiento dealegría de las fuerzas recuperadas, la fe nuevamente despierta en un mañana y en un pasado mañana, el sentimiento y el presentimiento repentinos del futuro, de nuevas aventuras, de mares nuevamente abiertos, de metas nuevamente accesibles, nuevamente dignas de fe. ¡Y cuántas cosas no dejo atrás de ahora en adelante! Ese trozo de desierto, de agotamiento, de incredulidad, de helada en plena juventud, esasensibilidad introducida donde no le corresponde, esa tiranía del dolor sólo superada por la tiranía del orgullo, que rechazaba las consecuencias del dolor -pues las consecuencias son consuelos-, ese aislamiento radical como defensa desesperada contra lo que había convertido en una misantropía de mórbida lucidez, esa profunda limitación a la amargura, a la aspereza, al aspecto lacerante delconocimiento, del modo como lo prescribía el hastío poco a poco desarrollado, merced a una imprudente dieta espiritual, verdadera golosina del espíritu -llaman a eso romanticismo-, ¡oh!, ¿quién podría experimentar eso jamás? Mas quien podría hacerlo sabrá sin duda perdonarme mejor un poco de locura, de exuberancia, de "gaya ciencia" -por ejemplo, ese puñado de cantos que en esta ocasión se han añadidoal libro, en los que un poeta se burla de todos los poetas de un modo difícilmente perdonable-. ¡Ah! Este resucitado no sólo siente ganas de ejercer su malicia frente a los poetas y sus bellos "sentimientos líricos"; ¿quién sabe la clase de víctima que elegirá, qué monstruoso tema de parodia le excitará dentro de poco? Incipit tragoedia -está escrito al final de este libro de inquietantedesenvoltura-. ¡Cuidado! Algo esencialmente siniestro y mordaz se prepara: incipitparodia, de eso no hay duda... II Pero dejemos ya al señor Nietzsche; ¿qué nos importa que el señor Nietzsche haya recuperado la salud? Pocas cuestiones resultan tan seductoras a un psicólogo como la de la relación entre la salud y la filosofía y, en el caso de que él mismo cayese enfermo, penetraría en su mal con toda sucuriosidad científica. En efecto, si se es una persona, cada cual tiene necesariamente la filosofía de su propia persona; no obstante, hay aquí una notable diferencia. En uno, son sus carencias quienes se ponen a filosofar, en otro sus riquezas y sus fuerzas. Para el primero, su filosofía es una necesidad, en tanto que sostén, calmante, medicamento, entrega, elevación, alejamiento de sí mismo;...
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