La Prensa Amarilla
Algunos repertorios cronológicos dicen que fue en 1890 cuando el relojero suizo emigrado a Estados Unidos Ottmar Mergenthaler perfeccionó la linotipia. Otros, en cambio,fechan la invención en 1884 o en 1886. En el fondo, poco importa: lo que cuenta es que hace ahora un siglo entró en uso una nueva máquina de impresión de papel que haría posible la aparición de unperiodismo barato y de tiradas multitudinarias orientado al consumo e información de las clases medias y populares. El hecho es verdaderamente trascendente: desde la década de 1890 -pero no desde antes-, laprensa conformaría en gran medida, y desde luego de forma creciente, la conciencia colectiva de las masas de la sociedad moderna. El cambio empezó en Estados Unidos al hilo de la competencia por elmercado neoyorquino entre el Márning Journal, de William Randolph Hearst, y el World, de Joseph Pulitzer. Se extendió a Europa en 1896, cuando Alfred Harnisworth, vizconde de Nortlicliffe, fundó enLondres el Dady Mail. Luego siguieron todos los demás.
No es, por tanto, casual que la expresión periodismo amarillo se derive precisamente de esa rivalidad entre Pulitzer y Hearst, aunque, como essabido, el nombre. Surgiera de un pleito de apariencia baladí: del hecho de que tanto el World cómo el Journal publicaran un comic seriado y coloreado con el título El chico amarillo, ideado por eldibujante Outcault para el periódico de Pulitzer, pero contratado luego por Hearst (y continuado en el priniero por otro dibujante, Luks).Pulitzer y Hearst crearon, pues, la prensa amarilla. Ambos tuvieronsu gran momento en la guerra hispano-norteamericana de 1898: la excitación del nacionalismo popular norteamericano les permitió alcanzar ventas verdaderamente fantásticas y, desde luego, sinprecedentes. De alguna forma, además, la historia de ambos refleja la grandeza y la miseria del periodismo popular. Pulitzer, húngaro de nacimiento, de habla alemana, judío, emigrante, que había querido ser...
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