Licenciado
Wenceslao Bruciaga
Sin Embargo, julio 27 de 2012
El 10 de septiembre de 2010, Chayya, una adolescente de la provincia de Madhya en el centro de la India fue ingresada al hospital por una sobredosis a base de sul-famidas. Lamentablemente no sobrevivió. En realidad había cometido suicidio, al parecer, no quería ser testigo de cómo el mundo seacercaba a su fin por culpa de un montón de científicos locos que juegan a eso de querer ser dios.
Pasa que ese mismo 10 de septiembre de 2010, horas más, horas menos, en las tremendas profundidades de la frontera entre Suiza y Francia, se levantaba el switch que echaba a andar el Large Hadron Collider (LHC) o Gran Colisionador de Hadrones que pretendía recrear o emular el momento justo en que secreó el Uni-verso tal y como lo conocemos.
El instante cero del Universo.
¡Nos chupará un hoyo negro!
En 1995, el Laboratorio Europeo de Partículas (CERN por sus siglas originales en francés que entonces significaban Organización Europea para la Investigación Nuclear, Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire) aprobó la monumental construcción de un túnel circular de 27 kilómetros de diámetroentre 80 y 100 m bajo tierra que abarca el territorio de frontera entre Francia y Suiza, en cuyo inte-rior se planeaba soltar partículas de protones en sentidos contrario, con el fin de que estas en algún momento colisionaran entre sí. La ambición de este experimen-to era de tal magnitud, que ese posible choque de protones parecía tener la misma potencia de energía que cuando se supone ocurrió elBig Bang, aquella explosión que dio origen al Universo y del cual el planeta Tierra representa una migaja. Mi-gaja habitada por una compleja, diversa, naturaleza viva y unos cuantos millones de seres humanos.
Se planeó entonces que el primer protón que girara en el sentido de las ma-necillas del reloj se suministrara el 1 de agosto de 2008.
Y conforme el 2008 se acercaba, un grupo de científicosempezó a manifes-tarse en contra de que el LHC fuera puesto en funcionamiento, argumentando que al provocar el choque de protones existían altas probabilidades de generar agujeros negros que surgirían de forma microscópica a niveles millonésimos, pero con capa-cidad de expandirse, hasta crecer y succionar nuestro planeta, al sistema solar y en una de esas el universo mismo; parecían imaginarse atodos nosotros entrando en una vorágine que destruya todo lo que conocemos y como lo conocemos, flotando en un limbo de anti-tiempo desconocido, como ese capítulo de los Simpsons en el que un jugador de beisbol cae en un agujero en el que hay espirales rojas y fórmu-las de Einstein flotando en la nada mientras cae y cae al infinito.
Después de todo, no se ha podido averiguar hasta el día de hoyqué hay dentro de un agujero negro.
Ese mismo 2008, el doctor Walter Wagner, un experto en seguridad nuclear que participó en experimentos físicos en los setenta y que dice haber detectado “ra-yos cósmicos anómalos” (Wagner es ligeramente citado en un artículo de la revista Time de 1975 llamado Bring It Back Alive), junto con algo así como un divulgador científico de origen español Luis Sancho,interpusieron una demanda ante un tri-bunal de Honolulu en Hawaii contra el CERN, exponiendo el caso de que el gigan-tesco experimento del LHC pondría a la humanidad en un desconocido peligro sin retorno.
“El mismo CERN reconoce que al ser un experimento nuevo, la recreación del Big Bang traerá sorpresas. Pero se sabe ya bastante de lo que se producirá en el CERN. Puesto que el acelerador previo alCERN, el RHC, creó un líquido ultra den-so de materia extraña, inestable todavía por no tener suficiente energía, pero que ya mostraba las cualidades de un proto-agujero negro. Pero la energía añadida del LHC (unas 50 veces más) será suficiente para que esos fetos de materia extraña naz-can con estabilidad y empiecen a crecer absorbiendo nuestra materia”, decía Luis Sancho para sustentar su...
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