Los Antiguos Mexicanos
e n la ciudad de México en
1 926, de larga trayectoria
e ditorial y académica, es u no
d e los más notables nahuatlatos mexicanos. Destacado por
l a brillantez con que ha asumido la investigación, el
a nálisis y la preservación
del gran legado cultural del
M éxico antiguo, ha hecho
suyos los conceptos de Hernando A carado T ezozómoc en su Crónica mexicáyotl:En verdad estas palabras son to-pializ (tli), "lo que nos compete
p resera.'."; así nosotros también, para nuestros hijos, nietos, los
que tienen nuestra sangre y color, los que saldrán de nosotros, para
ellos las dejamos, para que ellos, cuando ya nosotros hayamos
muerto, también las guarden.
L a s ocedad n ahua prehispánica se sabía en p osesión d e una
h erencia de plena significacióncultural, que era fruto del trabajo
d e sus a ntepasados; h erencia que debía p roseguirse p ara fortalecer lo más valioso de su propio ser, "lo que nos compete
p reservar".
C on minuciosidad, el autor ha procurado: 1) la búsqueda de la
s ignificación de la cultura antigua del país; 2) el análisis de varias
c reaciones prehispánicas de naturaleza i ndividual y c olectiva,
y 3 ) elacercamiento a textos determinados.
Los antigugs mexicanos a través de susM^R^ñr^ ,
o frece al lector — ante l a aún imposible t are;
c ompleta del México a ntiguo—, una i magen' f7
e volución cultural de ios pueblos nanita? t a ' '
y d ejaron consignada en sus
d e A lberto B eltrán, tomad-
-
r
CCEH
Primera edición (Antropología),
1961
Primera edición en Lecturas Mexicanas, 1 9 8 3Introducción
D.
R.
®
1 9 6 1 , FONDO DI;
A v. de la Universidad
ISBN
968-16-1528-X
Impreso en México
CULTURA ECONÓMICA
975; 03100
México, D .F.
QUERER formarse una imagen de todo lo que existe es afán heredado de los griegos. Porque nada más bello ni más placentero
p ara los sabios helenos que el arte de saber contemplar.
P or afortunada coincidencia, losherederos de su cultura — de
m anera especial los europeos renacentistas— iban a tener ante sus
o jos, al finalizar el siglo x v, n ada menos que un Nuevo Mundo
p letórico d e sorpresas. Primero fueron las Antillas, que Colón
p ensó eran parte de las Indias. Después, la Tierra Firme, con ríos
i nmensos en cuya desembocadura se formaban golfos de agua
d ulce y por fin, el descubrimiento de otroocéano, más allá del
c ontinente. Pero si todas "esas cosas naturales" del Nuevo Mundo
causaban asombro, "las cosas humanas" despertaban todavía mayor interés y admiración.
L a presencia de nativos en las islas y Tierra Firme, en su mayoría s emidesnudos, q ue practicaban extraños ritos y vivían en p obres
c hozas, hizo pensar a los descubridores que estas partes del Nuevo
M undo habían existidohasta entonces enteramente desprovistas
d e cultura. Sin embargo, una nueva sorpresa aguardaba a quienes
i ban a penetrar al interior del continente. Los conquistadores que
s e adentraron en ese mundo que tenían por bárbaro, contemplaron
d os "a manera de imperios" de pujanza cultural no sospechada.
E ran precisamente las dos grandes zonas nucleares, asiento de
c ulturas superiores, dotadas defisonomía propia. En la parte sur
d el continente florecía la cultura Incaica del altiplano del Perú,
y e n lo que hoy es la nación mexicana existían las antiguas civilizaciones creadoras de la grandeza maya, m ixtecc-zapoteca d e Oaxaca y náhuatl ( tolteca-azteca) d el altiplano central de México,
p ara sólo nombrar los focos principales.
N uestro interés es acercarnos a lo que aquíllamaremos México
Antiguo, o sea, principalmente la zona central de la actual República Mexicana, en la que florecieron en diversas épocas centros
tan importantes como Teotihuacán, Tula, Cholula, Culhuacán,
A zcapotzalco, Texcoco, T laxcala y M éxico-Tenochtitlan. Posee-
d ores los antiguos mexicanos de conciencia histórica, como lo prueban sus códices y tradiciones, serán fundamentalmente sus...
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