Pensamos dialogando
Se requiere entonces de unateoría integral de interpretación desde la especificidad de esta “sección” del mundo para dar cuenta de lo que significa y se logra a través de los procesos revolucionarios regionalesAmérica latina no es simplemente una región del mundo, sino más bien un mundo de regiones transversalizados por ejes geopolíticos, estructurales y epistemológicos comunes desde el río grandehasta tierra del fuego, como resultado de su posición en la configuración del sistema de relaciones globales creado por el modo de producción capitalista.
Algo a lo cual el latinoamericanismo no logra aproximarse, pues sus formulaciones teóricas en los años 60 / 70 pretendían básicamente posicionar a América latina como una región en el mundo, es decir, como uninterlocutor equivalente al resto de los actores en el sistema mundo capitalista reproduciendo, para ello, la narrativa homogeneizante proveniente de las condiciones de colonialidad quehegemonizan diversos lugares de enunciación y explicación políticos.
Gracias a ello, lo único que se obtuvo fue una invisibilización de condiciones, actores y alcances posibles ennuestra región, desfigurando las posibilidades de ser significativo a través de desgarramientos históricos, políticos e ideológicos, que convertían la cotidianidad de este mundo demundos en una ficción eurocentrada. Los partidos comunistas, y de más actores alternativos, en nuestra región, pasaron años teorizando sobre la revolución de Octubre latinoamericana.
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