Preparación de óxidos y materiales
Óxido de plomo (PbO2).
1º) Hay que moler una barra de plomo si es posible, o triturarla un poco.
2º) Se la disuelve luego en ácido nítrico; es conveniente hacerlo en un recipiente de vidrio
para que el ácido no ataque las paredes del contenedor. Hay que agregar el ácido
lentamente y cesar de hacerlo apenas se disuelva todo el plomo, por eso es conveniente que
el plomo esté molido.
3º) Una vez que esté totalmente disuelto, agregar un poco de agua destilada para diluir la
muestra.
4º) Ahora hay que adicionarle hidróxido de sodio (soda cáustica), a medida que se lo agrega
se debe revolver lentamente, posiblemente haya desprendimiento de calor; se forma
entonces un precipitado (sólido) blanco coloidal, que es el hidróxido de plomo. Tener en
cuenta que el exceso de soda revierte el proceso.
5º) Se filtra el precipitado y se eliminan las aguas, el precipitado blanco se pone a secar al sol
o en un calentador.
6º) Se deposita el sólido en un recipiente metálico y se lo calienta a llama fuerte sin taparlo;
poco a poco se desprenderá agua del hidróxido y una vez que se note un cambio de color
estará listo el óxido de plomo.
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Óxido de cobre negro (CuO).
Se prepara calcinando el nitrato de cobre. Se comienza por disolver el cobre metálico en
ácido nítrico; se evapora el líquido y se retira el residuo de color verde, que se calcina en
crisoles hasta que quede negro.
Óxido de cobre rojo (Cu2O)
Se prepara calcinando una mezcla de:
Sulfato de cobre………………….100
Carbonato de sodio……………… 57
Luego se agrega al producto resultante 25 partes de limaduras de cobre, y se calcina a temperatura elevada durante 1/2 hora; se deja enfriar la masa, se pulveriza y se lava.
Sulfato de cobre (Cu SO4 5 H2O)).
Se obtiene por disolución en ácido sulfúrico de limaduras de cobre, que al secado cristalizan
formando grandes cristales azules.
Carbonato de cobre (Cu CO3).
Se toman tres volúmenes de bicarbonato de sodio por cada volumen de sulfato de cobre y se
los disuelve en agua limpia. En envase aparte (de plástico, nunca de metal) se disuelve el sulfato de cobre con agua. Mezclando poco a poco las dos soluciones en un envase de
plástico suficientemente ancho y alto (se genera mucha espuma, que no debe sobrepasar los
bordes del mismo), se obtiene una sustancia de color turquesa claro, insoluble, que no es
más que carbonato de cobre. Puede añadirse toda el agua que quiera, y el polvo debe
dejarse asentar.
La solución sobrante, de sulfato de sodio, debe ser desechada. Debe manejarse siempre un
exceso de bicarbonato de sodio. Si la solución sobrante conserva un color azul tenue, es señal
de que debe añadirse más cantidad de bicarbonato.
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Óxido de hierro (Fe2 O3).
Se prepara por calcinación del sulfato de hierro. Para ello se comienza por desecar el sulfato
a calor moderado hasta que se desprende el agua de cristalización.
Se obtiene así una masa pulverulenta gris, que contiene una molécula de agua que no se
pierde hasta unos 300º C. Calentando este producto al rojo oscuro, se descompone y queda el óxido férrico, que luego se debe lavar cuidadosamente.
El color resultante es variable según la temperatura de calcinación: a baja temperatura queda
más bien rojo, a mayor temperatura su color es violáceo.
Si se deja en contacto con el aire una disolución de sulfato ferroso, se deposita con el tiempo
un hidrato férrico amarillo, que basta lavar y desecar para que esté en condiciones de ser
usado.
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