Profesor
La comunicación ha ido perdiendo su sentido verdadero, pues gracias a la tecnología hemos llegado a cambiar nuestra gramática por larapidez y la ansiedad en que vivimos.
Por ejemplo: Las cartas tenían gran valor sentimental y, más que guardarlas, se atesoraban. Los archivos históricos están repletos decartas de personajes conocidos. Gracias a ellas conocemos mucho más acerca de su personalidad y de su influencia en la historia. Una carta entonces era mucho más que unamera transmisión de información; era todo el contacto humano que dos personas alejadas podían tener en el periodo de tiempo que tardaba una carta en ir y volver.
Hoy día,el tiempo de respuesta se ha reducido a cero. Ya no enviamos cartas, sino correos electrónicos. Estamos en contacto permanentemente, lo cual es bueno. Pero ya no noscomunicamos como antes. La frecuencia ha menoscabado a la intensidad.
Nuestros correos electrónicos son feos, desordenados… No escribimos con esmero, no respetamos la estructuradel párrafo y no revisamos ni siquiera la ortografía pese a que todo ello se puede automatizar. Escribimos lo que queremos con gran rapidez y le damos a “enviar” como si laescritura fuera un acto molesto que nos roba valioso tiempo que podríamos dedicar a otra cosa.
Es por ello que debemos concientizarnos sobre nuestra comunicación,de lo que decimos y del cómo lo decimos, es importante estructurar nuestras textos para que nuestra comunicación no pierda ese sentido de informarnos,de conocer mediante la palabra que somos seres que necesitamos convivir y trasmitir mediante la comunicación lo que sentimos y lo que pensamos.
Regístrate para leer el documento completo.