Racismo Y Xenofobia
El racismo en la República de Costa Rica es un fenómeno propio del país que tiene diferentes características al resto de Centroamerica. Existe la creencia generalizada en Costa Rica de que el 90% de los costarricenses son blancos, de origen español (ya sea criollo o mestizo pero culturalmente español) y muchos costarricenses tienden a ver al restode países centroamericanos como “racialmente inferiores” o bien cultural, intelectual y económicamente menos desarrollados.1 Muchos costarricenses sienten que su país es un enclave europeo en una Centroamérica indígena, mestiza y pobre y comparten el sentimiento aislacionista que ha sido tradicional en la política exterior del gobierno.
Costa Rica recibe y desde sus inicios ha recibido unainmigración masiva y muy notoria de personas de todos los países incluyendo inmigrantes asiáticos (japoneses, chinos, coreanos, árabes e iraníes del Medio Oriente), africanos, europeos (en especial italianos y españoles), estadounidenses y de otros países latinoamericanos (entre otros; argentinos, chilenos, cubanos, ecuatorianos, peruanos, panameños, venezolanos, dominicanos, haitianos y siendo pormucho la colonia nicaragüense la población migrante más numerosa y que más ha crecido, aunque seguida muy de cerca por la de origen colombiano) lo cual en ocasiones se manifiesta en actitudes xenofóbicas especialmente hacia ciertos grupos migratorios, aunque no hacia todos.
Así lo ha decretado un reciente fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), perteneciente a la Organizaciónde Estados Americanos (OEA), que ha permitido a las autoridades costarricenses respirar aliviadas.
La Carpio no llega a gueto, pero se parece. Es una ciudadela marginal del suroeste capitalino y el principal reducto de nicaragüenses en Costa Rica, donde miles de inmigrantes hallaron el puesto de trabajo que su país no tiene para ellos.
Dos horas aquí, al final del día, bastan para ver nicasvolviendo a sus casas maltrechas, oyendo su música y comiendo chicharrón con yuca.
Humberto Urbina vive y come en La Carpio. Trabaja de albañil en una empresa que le paga mal, pero lo suficiente como para enviar sin falta dinero a su familia en el departamento de Nueva Segovia. No tiene seguro sanitario, pero el sistema público le atiende gratis.
No todos los costarricenses están dispuestos aincluirle entre sus amigos, pero ha encontrado algunos que incluso le han dado alojamiento. Desconfía del sistema judicial, pero no lo ha necesitado en nueve años. Alguna vez le han acosado, pero nunca le han perseguido.
“Hombre, claro que prefiero mi casa, pero al menos aquí puedo vivir y hacer que los míos vivan en Nicaragua. Muchos estamos así”, explica el albañil en alusión a la situación que viveal menos medio millón de nicaragüenses que han viajado al vecino del sur para trabajar vigilando casas, sembrando campos, limpiando hogares y poniendo ladrillos.
Las condiciones en las que viven son desventajosas, pero el fallo de la CIDH considera “inadmisible” la queja presentada por Nicaragua por supuesta “xenofobia y discriminación” contra las autoridades de Costa Rica.
El pronunciamientojurídico del organismo internacional se hizo público esta semana, 15 meses después de una noche en la que dos perros rotweiler destrozaron durante horas el cuerpo de un joven, Natividad Canda, hasta matarlo, ante la mirada pasiva de varios testigos. La víctima era nicaragüense.
Sin embargo, la queja ante la CIDH por supuesta xenofobia y discriminación en Costa Rica no pasó de ser eso: una queja,sin posibilidad de llevar a los vecinos centroamericanos a un litigio interestatal.
La atroz muerte de Natividad en las fauces de los perros Oso y Hunter está lejos de representar las condiciones de todos los inmigrantes.
Como tampoco supone una prueba la muerte de otro joven que, 24 días después, terminó apuñalado tras una discusión sobre su origen nicaragüense y sobre algunos chistes...
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