Realidad, representacion e imaginario social by Casas
Realidad, representación e imaginarios sociales
Jorge Manuel Casas
Objetivo: Analizar el carácter simbólico de la “realidad”, el mecanismo y las funciones de la imaginación, y la consistencia social de lo simbólico.
“¿Es real la realidad?”
¿Por qué para que en realidad haya “realidad” necesitamos lenguaje?
¿En qué consiste la realidad simbólica del lenguaje y por qué es necesariamentesocial?
¿Siempre hubo realmente “realidad”?
¿Cuáles son las vías imaginarias a través de las cuales imaginamos que nos forjamos representaciones de lo real?
¿Cuáles son las principales prácticas imaginarias que practicamos individual y socialmente y qué funciones cumplen?
1. Realidad
Como ya ha admitido Thomas de Quincey, muchos temas importantes, sometidos a la luz de una manera continua,se vuelven cada vez más enigmáticos.1 También la realidad. Cosa curiosa, porque cuando usamos la palabra “realidad” nos referimos a lo que existe efectivamente, y nuestras discusiones sobre “lo que pasó en realidad” o “lo que realmente es el caso” deberían resolverse de una manera muy sencilla: mostrando la realidad.
Y sin embargo, nunca resulta tan simple. El fenómeno no es nuevo (aunquetampoco tan antiguo como podría suponerse), pero en los tiempos que nos toca vivir (como en otros tantos momentos de la historia) las inquietudes en torno a la “realidad” se tornan particularmente insistentes, y los litigios abiertos sobre lo “real” se entablan en los más diversos ámbitos.
Así, cuando en 1996 el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional (MZLN) convocó el Primer EncuentroIntercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (primera convergencia internacional contra la mundialización neoliberal, a la que concurrieron más de 3000 personas de 40 países), la cita se fijó en un lugar enclavado en las montañas del suroeste mexicano cuyo nombre es, precisamente, “La Realidad”. Con este gesto, los organizadores desnudaban la mascarada del “capitalismo con rostro humano” ylas bellezas cosméticas de la globalización neo-liberalizada, oponiéndoles la reunión solidaria de un grupo de gente diversa en la amarga “Realidad” de la selva Lacandona.2
Tres años después, una tesis análoga sirvió de argumento para una película que fue un éxito de taquilla: The Matrix.3 Dándole un giro materialista a la imagen platónica de la caverna,4 Matrix presume que toda nuestra vida esuna farsa creada por inteligencias artificiales, una “realidad virtual” que “nuestras” máquinas nos administran mientras permanecemos enlatados en estado vegetativo, produciendo energía para sustentarlas. A esa situación llegamos al cabo de una guerra contra nuestros “Tics” (Tecnologías de Información y Comunicación) que, por supuesto, perdimos y que acabó con los recursos naturales del planeta.Tal como en el “fetichismo de la mercancía”, la imagen es muy clara: todo lo que nos parece real es una mentira, y en realidad somos esclavos de lo que nosotros mismos produjimos.
Pero la inquietud no sólo inflama el pensamiento político revolucionario y consume la mente afiebrada de los artistas: también afecta el minucioso raciocinio de los científicos “naturales” y “sociales”. En el mundoacadémico, la controversia se conoce bajo el nombre de “La Guerra de las Ciencias” –una parodia por La Guerra de las Galaxias de Lucas.5 En esta contienda están enfrentadas, por un lado, una importante corriente de la sociología del conocimiento y, por otro, un grupo de defensores de la “dureza” de las ciencias “duras”. Los primeros sostienen que la ciencia es un producto cultural y que, por lotanto, sus explicaciones de la realidad también lo son. En el otro rincón, por el contrario, se niegan a creer que la realidad de la fuerza de gravedad o del triángulo equilátero dependa de nuestra cultura o de su historia. La querella alcanzó su punto culminante en 1996 cuando el Dr. Alan Sokal, de la Universidad de Nueva York, envió a una revista de moda (Social Text) un artículo que principiaba...
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