texto de schopenhauer
LA MELANCOLÍA EN LAS LETRAS ESPAÑOLAS
DEL NOVECIENTOS
Ángel L. PRIETO DE PAULA
Universidad de Alicante
Introducción
Es sabido que el pensamiento filosófico, en cualquier época que queramos
considerar, ha ido de la mano de la creación literaria, tirando de ella o arrastrado
por ella. Parece ésta una verdad de Perogrullo; pero no lo es del todo, porqueen
determinados países va tan por delante la filosofía respecto a la literatura, o al
revés, que la tracción a que una somete a la otra está al borde de producir una
desvinculación de hecho.
Apenas hace falta acudir al caso de España, en que tan retardadas han ido la
filosofía y la ciencia con respecto a la literatura y las artes. De ese retardo —algunos, más extremados, llegan a hablar deausencia efectiva de pensamiento filosófico—, o de la negación del mismo, han quedado huellas abundantes en la disputa
intelectual que se inició en 1782 cuando Masson de Morvilliers, en el artículo
"Espagne" con que contribuía a la Encyclopédie méthodique, formulaba su retórica
pregunta sobre la insignificancia de la labor española en beneficio de Europa y de
la Humanidad ("Quoi on doit a1'Espagne?"). En contra, y en algún caso a favor,
del juicio implícito en la pregunta se pronunciaron enseguida diversos polemistas
(Cavanilles, Denina, Forner, Cañuelo, Iriarte...). Casi un siglo después acorrería a
su impugnación el entonces jovencísimo Menéndez Pelayo, quien, a partir de una
consideración tangencial del krausista Gumersindo de Azcárate en 1876 en la Revista España (Azcárate,1877), sobre la esterilizadora incidencia de la falta de libertad de conciencia en el desarrollo científico español, inició su particular defensa
de la ciencia y la filosofía españolas, tal como queda expuesto en sus entregas a la
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Revista Europa, recopiladas en 1876 con el título de La ciencia española. Independientemente de las razones con que unosy otros comparecieron en la palestra,
de puertas afuera la impresión más común y acaso injusta es la que concuerda con
el cáustico Unamuno, quien tras confesarse inicialmente escéptico respecto a la
existencia de una filosofía española, afirma que la obra de Menéndez Pelayo, contrariamente a lo que se proponía, lo afianzó en su idea de que el pueblo español se
ha mostrado siempre retuso atoda comprensión verdaderamente filosófica (Abellán,
1979, pp. 51-71; García Camarero, 1970).
El problema antedicho no ha impedido en general una conexión sostenida,
con distintos grados de evidencia, entre el pensamiento filosófico español y la creación artística, específicamente literaria. Sólo en los albores del siglo XX parece
haberse alterado la correspondencia entre filosofía y literatura,y no porque se hayan dado la espalda por incoincidencia de sus respectivos intereses, sino porque la
sucesividad regular del pensamiento filosófico, que encadena diacrónicamente unos
tramos con otros generados a partir del agotamiento o la recusación de los anteriores, dio paso a un sistema de solapamiento de corrientes, que se presentaban en
frecuente simultaneidad, acrecida por el hecho deque la actividad editorial y las
traducciones favorecían una casi inmediata filtración de aquéllas.
En los años finales del ochocientos, cuando la generación realista-naturalista
comenzó a manifestar síntomas de agotamiento creativo y la finisecular se aprestaba
a su irrupción literaria, que se produciría central i zadamen te entre 1895 (Unamuno,
En torno al casticismo) y 1902 (J. MartínezRuiz, La voluntad; Baroja, Camino de
perfección; Unamuno, Amor y pedagogía; Valle-Inclán, Sonata de otoño), estaban
actuando en la constitución del universo filosófico de los jóvenes escritores, e
interfiriéndose por osmosis, diversos cursos de pensamiento; entre otros, la liquidación del optimismo metafísico por parte de Schopenhauer y su teoría de la voluntad;
el racionalismo armónico del...
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