Traumatimo Craneoencefalico
EPIDEMIOLOGÍA
Establecer los datos de la incidencia del traumatismo craneoencefálico pormaltrato ha constituido un retodebidoenparte a lo relativo a ladefinición; sinembargo, varios estudios han intentado estudiar el tema epidemiológico. Antiguos estudios pusieron de manifiesto que las lesiones intencionadas constituían una parte significativa de la lesión cerebral traumática en niños menores de 2 años de edad y que estas lesiones justificaban la grave morbilidad y mortalidad del grupo.En comparación con la lesión craneoencefálica accidental, la estancia hospitalaria y elcostemédicodel traumatismo craneoencefálicopormaltratosonsuperiores. Un reciente estudio realizado en Carolina del Norte encontró una incidencia de lesión cerebral intencionada en los primeros 2 años de vida de 17 por cada 100.000 personas/año.
Las lesiones traumáticas son un motivo frecuente de demanda deatención médica en los servicios de urgencia, correspondiendo hasta el 25 % de los ingresos, de acuerdo a un estudio realizado en hospitales pediátricos de la Ciudad de México; de éstos el traumatismo cráneo encefálico TCE en niños ocupa el 2do. lugar. El 82 % de los TCE son leves, 13 % son moderados y 5% son fatales. El
20% tienen discapacidades significativas. (Nice, 2007; Garduño, 2000)
Eltrauma craneal es una de las principales causas de muerte y discapacidad en niños. En Estados Unidos de Norteamérica se reportan 3000 muertes, 50000 hospitalizaciones y 650000 visitas al departamento de urgencias por año. (Langlous, 2006; Mazzola CA, 2002)
Las diferencias médicas en la atención de este problema y sus consecuencias e impacto en la salud del niño, justifican llevar a cabo accionesespecíficas y sistematizadas para el diagnóstico temprano y la referencia oportuna, contribuyendo a mejorar el manejo integral de los pacientes. (Hwee-ling Y,
2007; Parslow RC, 2005)
MECANISMOS
El Dr. John Caffey fue el primero en reconocer, en 1964, una posible asociación traumática entre las lesiones de la cabeza y las fracturas en los lactantes. En las siguientes tres décadas el importantetrabajo de Silverman,15 Ommaya16 y Guthkelch3 contribuyó a reconocer el maltrato infantil como un problema médico. Al observar que muchos de sus pacientes no referían un mecanismo traumático claro que explicara sus lesiones, en 1974 Caffey acuñó el término «síndrome del lactante sacudido con latigazo cervical».4 Él utilizó el término para describir el espectro de lesiones que incluía el hematomasubdural, las fracturas de huesos largos y las hemorragias retinianas, síntomas que, en ausencia de una historia razonable de traumatismo u otro trastorno médico, todavía son considerados los signos distintivos de una lesióncraneoencefálica pormaltrato. Laideadeque sacudir al lactantepudiese ser la causa fue propuesta por primera vez por Norman Guthkelch, un neurocirujano que, mientras trabajaba conpediatras y trabajadores sociales, conoció algunas historias de zarandeo con violencia como parte de las lesiones realizadas. Por otro lado, la idea inicial de Caffey era que el zarandeo podía causar daño incluso cuando lo realizaban cuidadores bien intencionados como una forma generalmente aceptada de disciplina, debido a la fragilidad característica de los lactantes pequeños. Estos autoresconocían los experimentos realizados en primates, cuyas cabezas eran sometidas a desaceleraciones angulares de gran magnitud en colisiones de trineos a alta velocidad, que producían pérdida de conciencia y hemorragia subdural.Por tanto, se planteó la hipótesis de que la desaceleración angular era el mecanismo causal necesario del hematoma subdural en las lesiones que presentaban los lactantes...
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