01 CAPITULO UNO





Poco tiene que enseñar un maestro que teme ser superado por su discípulo.
Alejandro Quintana.











Capitulo Uno: Los Dos Alegres Compadres.

Una Tarde soleada de Mayo, el señor Jesús Silva, caminaba por las calles de Calvillo, bajo el sofocante calor de la tarde, el calor, le hizo llevar su atención, hacia adentro de un establecimiento que estaba en la esquina de la calle, una pequeñacantina de puertas angostas, con puertecillas de vaivén sostenidas al marco de la puerta principal, que todo el día y gran parte de la noche permanece abierta, invitando a los clientes a entrar. Dio una rápida mirada al interior, estaba obscuro como boca de lobo, todo lo contrario a lo que vivía en la calle, fue imposible resistirse. Entro a la cantina llamada “La bailarina” a calmar un poco elcalor, sentía una braza ardiente en lo alto de la espalda, calentando toda su espalda, haciendo hervir la poca agua que le quedaba en el cuerpo, poco a poco se evaporaba, transformando la baja humedad del cuerpo en lo que la ciencia llama “sed”, con los signos de una boca seca y escasa de saliva, entró nuestro buen hombre a la cantina, su humanidad, que a pesar de las inclemencias del tiempo, noperdía el porte ni el estilo, pues es un hombre de estatura mediana, de complexión más bien delgada, cabello lacio entrecano, nunca cortado al ras, pero tampoco largo, con su sombrero de palma, tipo vaquero, redondo sin las alas levantadas, con una delgada cintilla de cuero, su camisa azul a cuadros muy bien fajada, a la cintura su cinto obscuro liso sin ningún grabado, pita o marca, usandopantalón de charro, sus botines cafés resonaban en el piso de ladrillo. Tiene una mirada brillante que inspira tristeza, nostalgia, anhelo, confianza, a través de sus ojos zarcos color café, de nariz mediana, recta, labios pequeños y muy finos, no lleva bigote, siempre anda muy rasurado.

La cantina era reconfortante, no era tan caliente como el exterior, es una cantina pequeña, un solo cuarto deaproximadamente cuatro metros cuadrados, sus accesos son dos puertas angostas largas en cada lado del cuarto, con una barra en medio del cuarto, detrás de la barra un espacio para el cantinero: Jesús. Mejor conocido como “Chuy Bombas”, y pegado a la pared otros estantes con botellas de vino, que están a la altura de la cintura, de ahí hacia arriba un enorme espejo. La barra tiene varios bancos parasentarse a tomar y en medio de las puertas, recargada en la pared, una mesa con un par de sillas.
Ya adentro en la cantina, Don Jesús espero un poco, para acostumbrarse en la penumbra.
-¡Hey “Abogao”, ven a sentarte un minuto!
Entre las sombras alcanzó a distinguir un bulto familiar, por el tono de voz, reconoció a su compadre Nicolás Arias. Hombre contrario a nuestro Jesús. Nicolás es un hombrecorpulento de un abdomen prominente, que se le desborda por encima del cinto, de grandes cachetes, y nariz respingada, con unos brillantes y picaros ojos pequeños.
-¡Hola Compadre!, ¿Cómo ha estado? –le contesto Don Jesús, que de sobrenombre le decían “El Abogao”, mientras tomaba el banco situado junto a él.
-Bien compadre, curándonos un poco el calor, y ¿Cómo está el hombre?
-También biencompadre, sediento como el burro del aguador.
-Cargao de agua y con sed, -le contesto soltando la risa.
-¿Y qué hay de novedades?
-Lo mismo de siempre, ya se nos hizo costumbre vivir en este remolino.
-Yo me pierdo lo más que puedo, tratando de que cuando vuelva la cosa va a estar tranquila.
-Pues no compadre, La cosa esta que arde, pensamos que con la terminación de la revolución, se había calmadotodo, pero con esta nueva ley del tal Calles, volvieron a prender la mecha, y no lo van a dejar a uno trabajar.
-Yo he estado tan ocupado, arreglando mi tierra que ni cuenta me he dado de nada, de repente la mujer me cuenta algunos chismes, pero no he logrado asociar nada, entonces es cierto ¿Que se volvió a prendió la mecha?
-Todo parece que sí, yo que me vine del norte pensando que iba a vivir en...