Abono verde de invierno

VENEZUELA, septiembre 2009
Angélica C. da Silva
Pastoral del diezmo






“Pastoral del Diezmo: una experiencia de conversión”

INTRODUCION:


Hoy nos reunimos procedentes de diferentes países, culturas, costumbres y lenguas, pero todos unidos en un solo objetivo: encontrar luces, caminos que nos ayuden a responder a la misión que Dios nos ha confiado en su Iglesia,queremos servir mejor al Señor y a nuestros hermanos y para esta tarea nos hace falta los recursos.


1. IMPORTANCIA DE LA AUTOFINANCIACIÓN EN AMÉRICA LATINA


Crisis de nuestro tiempo:

Quiero empezar esta reflexión recordando algo que para nadie es desconocido que Latinoamérica y el Caribe es un continente pobre y que atraviesa una época difícil a muchos niveles. La inestabilidadeconómica de nuestros pueblos, constituye un gran desafío para nuestra misión evangelizadora, y es en muchos casos, el origen de grandes obstáculos para el cumplimiento de esta misma misión. Carecemos de los recursos necesarios para nuestro trabajo pastoral, la pobreza de nuestras diócesis nos es un inmenso reto por afrontar, y así las carencias económicas se convierten en un tema que debemosenfrentar con la esperanza de la fe, pero también con el suficiente realismo.


El Documento de Aparecida señala también la pobreza fruto de la globalización por ausencia de conocimientos, la pobreza que se va creando en un mundo tecnológico cuando hay muchos que no pueden acceder a las nuevas tecnologías. Nos preocupa también la pobreza que viven los desplazados, los migrantes, loscampesinos, y como no , la pobreza espiritual de quienes promueven el aborto, de quienes excluyen a sus hermanos del sistema productivo, la pobreza que se vive en nuestras cárceles , en fin serian muchos los elementos por enumerar: los elevados servicios de la deuda externa e interna, los sistemas tributarios nacionales debilitados, el exceso de libertad a las inversiones financieras, el nivel de corrupciónen las economías, los índices de subempleo, el desempleo, en fin , todos estos elementos y muchos otros son los que enmarcan el panorama de una realidad a la cual debemos responder desde la misión propia de la Iglesia, pero que al mismo tiempo, debemos contemplarlos como expresiones de una vivencia de crisis, de ruptura, que no podemos olvidar nos afecta también como Iglesia.
También esnecesario que vallamos a la raíz y no nos quedemos dando vueltas en la superficie. La convicción de que esta crisis del mundo refleja la crisis del corazón del hombre ha sido un factor determinante para creer que no podemos seguir hablando de corresponsabilidad de autofinanciación sin antes mirar la realidad que nos ha tocado vivir con todo sus matices y desafíos y al mirarla es inevitableconstatar que “Vivimos en un mundo materialista” escuchamos decir a diario. Y no le falta razón al sentir popular. En nuestro día a día nos encontramos con el hermano pobre que sufre y con la indiferencia de muchos que pasamos por su lado y lo ignoramos;[1] nos encontramos también con las necesidades de familiares y amigos que a veces queremos ignorar porque pedirían de nosotros un compromiso y unaentrega que no estamos dispuestos a dar; vemos situaciones y problemas en los que podríamos ayudar pero implican que salgamos de nuestras comodidades y de nuestros planes. Estos ejemplos y mil otros nos muestran que vivimos en un mundo que se olvido mirar las cosas esenciales.[2]



- Me ha parecido importante comenzar con esta evaluación de la realidad y con una visión clara de los obstáculosque enfrentamos. Sin embargo, sabemos que el panorama no es de una total oscuridad, que tras la tiniebla se encuentran miles de nuevas luces, iniciativas y esperanzas en las cuales debemos poner nuestros esfuerzos e iluminarlas desde la Luz por excelencia del mensaje evangélico.


Es por ello que lo que hemos empezado hace case 10 años en el Perú ha tenido como punto de partida la...