Aborto
Ciertamente tenemos una concepción moral diferente de un cigoto y de un feto de nueve meses o de un bebé recién nacido. No consideramos que esté justificado tratarlos de la misma manera. Si, en un caso hipotético, tuviéramos que optar entre salvar una veintena de probetas con óvulos fertilizados o salvar a un bebé recién nacido,todos coincidiríamos en que lo correcto es salvar al bebé (si los conservadores coinciden, entonces deberían preguntarse por qué no le damos el mismo valor a los óvulos fertilizados que al bebé ya nacido). Si la diferencia fuera en todos los casos tan clara tal vez no habría mayor discusión sobre este punto. Sin embargo, ¿qué diferencia fisiológica hay entre un embrión de doce semanas y uno de docesemanas y un día? Efectivamente, casi no hay diferencia y eso hace el asunto tan complicado. El proceso de desarrollo embrionario es continuo y gradual, no hay saltos cualitativos significativos en ningún momento. ¿Qué nos justifica entonces a hacer una diferenciación entre uno y otro día que pueda justificar a su vez el valor de la vida de un feto?
Si comparamos lapsos temporales cortos en eldesarrollo embrionario no vamos a encontrar diferencias significativas —y así, sin notar diferencias significativas de un día para otro, la vida del cigoto valdrá tanto como la del bebé de nueve meses (o incluso la del bebé recién nacido)—. Pero si aceptamos este argumento, entonces tendríamos que aceptar argumentos análogos para casos similares: por ejemplo, dado que no hay ninguna diferenciasignificativa entre un adolescente de 17 años, 11 meses y 29 días y uno de 18 años (y así sucesivamente yendo día a día antes o después de esas fechas), entonces no habría ninguna razón para justificar que un día no se le dé la licencia de manejo a alguien y al día siguiente sí, o no se le permita votar o tomar otras responsabilidades. Sin embargo, casi nadie objeta esta norma (u otras similares) enestos términos.
En realidad no parece haber nunca ninguna diferencia en el desarrollo normal de la vida de una persona si sólo se comparan lapsos temporales cortos; es decir, diferencias que justifiquen el trato diferenciado por parte de la ley, como el que establecen las normas que marcan la mayoría de edad a los 18 años. Sería absurdo exigir el momento exacto en que alguna diferencia notablehace que una persona pase de la adolescencia a la edad adulta; estos cambios son continuos y graduales. Generalmente tomamos criterios como la madurez emocional, la capacidad de tomar responsabilidades, etcértera. (que tienen que ver, por cierto, con cambios anatómicos en el cerebro adulto emergente); aunque todos sabemos que estas cosas varían de persona a persona y que hay gente que a los 25...
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