Actividades involuntarias del cuerpo humano
Durante todo el día y a cada momento, respiramos. Mientras comemos, caminamos, corremos, subimos un cerro e, incluso, cuando dormimos, nuestro organismodebe oxigenarse. Las exigencias, sin embargo, no son las mismas en cada actividad, por lo que el cuerpo humano posee la increíble capacidad de adecuarse tanto al ambiente como a las exigencias de laacción que estemos realizando.
Nuevamente todas las estructuras, órganos e, incluso, otros sistemas involucrados (como por ejemplo, el cardiovascular o el digestivo) se coordinan y logran larespuesta necesaria para capturar del exterior el oxígeno necesario y desechar el perjudicial dióxido de carbono.
Actividad física y respiración
Durante el ejercicio físico (sobre todo, en competencias dealto rendimiento), no sólo nuestra ventilación pulmonar aumenta. Tanto la frecuencia cardíaca como el flujo sanguíneo, deben adecuarse a las nuevas condiciones y exigencias del organismo. Cada vezque realizamos una actividad que demanda energía, aumenta de manera directa el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono.
Es por ello que nuestro organismo se prepara, incluso antes derealizar el ejercicio, para responder de manera efectiva a esta exigencia física. Analicemos lo que pasa con la respiración de un atleta durante una carrera de velocidad. Antes de comenzar lacompetencia, el encéfalo se encarga de emitir una serie de estímulos nerviosos que son propios de la preparación física. El ritmo respiratorio aumenta y la velocidad de la circulación de la sangre, una veziniciada la carrera, se incrementa, aproximadamente, unas seis veces.
Esta situación implica que cuanto más rápido circula la sangre, mayor es la frecuencia cardíaca y el intercambio entre oxígeno ydióxido de carbono a nivel alveolar. La sangre es conducida desde las zonas de poca actividad (en este caso podrían ser los órganos y tejidos del sistema digestivo) hacia las que poseen un mayor...
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