Adicción

Mejor encender un cigarrillo para aclarar la mente. Fumar un cigarrillo, muchos lo han de hacer por falta de importancia o, quizás, por un trauma de la niñez. Tener algo en la boca. Estamos rodeadosde vicios, la humanidad lo es, nosotros pudiéramos ser, haber sido o seguir siendo, el vicio de los dioses.
Un hostil y trágico encuentro con la realidad, sufrir por ello en un gris tierno derencores, de alaridos rigurosos que defecan el alma, cuerpo y corazón de uno; es una tortura pestilente. Vivir en ese lugar que te grita la verdad con golpes; cuando te rodea el dolor.
Alegremente vivimosen el bien de nosotros mismos, rodeados de nuestra propia maravilla de día. Nacer, vivir envueltos en inocencia, en ternura, pero llega el día en el que nuestras mentes y cuerpos se descomponen, alconocer los videojuegos, el cigarro, el alcohol, las drogas, incluso podría decirse que los juguetes también. Ese trauma de la niñez.
Es un vicio todos para todos, intoxicarse de la ligereza que teeleva inmensamente ara dejarte caer al sueño con la furia que uno no puede tocar, sólo la sufre, la goza. Estás nadando por un mundo sin realidad, en un paraíso, una buena vida a fin de cuentas, perono es así; no en todos de la misma forma. Y sin embargo somos parte de la misma realidad., de la misma adicción.
Somos nosotros caminantes de la tierra, acompañantes de nuestra propia utopía,prendemos a disfrutar lo que nuestros vicios y adicciones nos provocan y, como todo, como siempre ha sido y seguirá siendo, daremos vueltas en círculos a través del tiempo como lo que ahora es historia.
Ytodo pasa como tiene que pasar, siempre; cada vida es diferente, cada quien se llena con lo que le place. Seneca dice: “Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian”, y es verdad, cadaquien desea lo que quiera y hay quien se hunde, quien se llena de gusto por esa acción constante de cualquier cosa: manejar, trabajar, ver televisión, jugar, beber, caminar, correr… divertirse....