Alfred Hitchcock

Un eterno cameo
Cuando se apaga el último bombillo un mundo de ensoñación da a luz, un estado onírico de 130 minutos promedio. Sumergirse en otra realidad y soñar despierto puede crear cierta ansiedad. Todo suele ser verosímil y los mejores autores te atrapan, te seducen y deseas conocer a como dé lugar el final de la trama. Nada está resuelto, nada parece solucionarse, todo empeora, nossobresalta y sobre el último segundo, como por arte de magia, el espectador descansa y disfruta. Es como padecer de algunas pesadillas que de manera recurrente nos conducen a un happy end para recordarnos que era solo un sueño.
El autor con la silueta más famosa de la televisión norteamericana en la década de los 50 del siglo XX al ritmo del “Funeral March of a Marionette" del compositor francésCharles Gounod definió el Suspense como: “la incertidumbre acompañada de aprehensión. En mis películas, trato de intensificar esa aprehensión hasta un punto en que se convierte en insoportable”. Una explicación como enrevesada que necesita aclararse un poco y nos da más pistas: “el primer trabajo es crear la emoción y el segundo trabajo es preservarla. Cuando se construye una película de esta manera, noes necesario recurrir a actores virtuosos que alcancen efectos y momentos de alta tensión por sus propios medios o que actúen directamente sobre el público por el poder de sus dones y de su personalidad. En mi opinión en una película el actor debe ser mucho más flexible y en realidad no debe hacer absolutamente nada. Debe tener una actitud tranquila y natural -lo que, por otra parte no es tanfácil como parece- y debe aceptar ser utilizado y completamente integrado a la película por el director y la cámara, por tanto debe dejar a la cámara el cuidado de encontrar los mejores acentos y los mejores puntos culminantes”. El personaje misterioso lleva por nombre Alfred Joseph Hitchcock y todo lo que aquí opina se encuentra en una obra de más de 300 páginas que es un homenaje al cine comoindustria y por sobre todo como apuesta artística, escrita a manera de entrevista por otro cineasta, el francés François Truffaut, su título: El cine según Hitchcock (1966).
¿Logrará el protagonista salir inocente cuando todo apunta que es el asesino? ¿Podrá la ladrona sacar el dinero sin que la ayudante del aseo se percate que el sonido de uno de sus zapatos, que se ha quitado y tiene en uno de losbolsillos de su gabán, hará un estruendoso ruido al caer? ¿Se dará cuenta la policía que cinco personas entierran y desentierran un muerto que nadie extraña? Estas son solo tres situaciones dentro de los guiones de las últimas películas que hizo en vida el señor Hitchcock y que no tuvieron acogida ni de la crítica, ni del público. Nada representativo para un hombre que dirigió más de 50 películas yque pasó del cine silente al sonoro sin dificultades. Que empezó a trabajar desde muy joven por la muerte temprana de su padre. Que se enamoró y se casó con la única mujer que lo ponía en su sitio cuando él era el mandamás de los estudios Universal en Hollywood sin ser su presidente: ella le decía de manera frentera porque había que transformar sus guiones, ella Alma Reville le permitió hipotecarsu casa, la casa de ambos en Bel Air, cuando nadie le creía que Psicosis iba a ser su siguiente obra maestra, en plena década de los sesenta cuando todos en el gremio aseguraban que estaba acabado, tenía 61 años de edad.
Sus historias podían partir de un hecho noticioso, con serial killer incorporado o de un cuento de Dickens o de innumerables relatos recopilados en el Alfred Hitchcock’s MysteryMagazine con autores variados que él consideraba hacían su misma apuesta, donde lo siniestro se tiñe de tenebroso, donde la emoción, la angustia y el terror están sabiamente dosificados para producir tanto miedo como placer, era un manipulador por excelencia. Él era el guía espiritual de sus historias a pesar de contar con guionistas impuestos por los estudios. Si no creen en supercherías, ni...