Amor A Ciegas


El vacío dentro de mí se hacía cada vez más grande; no sabía quién era, o qué quería, todo en mi vida no era más que una larga e interminable sombra que se hacía profunda y dolorosa con cadasegundo. Ya no quería vivir, y es simplemente porque ya no sabía cómo. Pero esa tarde, aquella hermosa tarde de cielo gris por las espesas nubes que ocultaban al sol, caminaba como ya era mi costumbre. Lagente pasaba a mi alrededor, reían, pensaban, se veían felices, muy diferente a mí. Mi mirada se quedó fija en el suelo y mis manos se ocultaban en los bolcillos de mi abrigo; no era consciente de pordónde andaba, ni a dónde iba, yo sólo caminaba, me alejaba de mi vida con cada paso que daba, o por lo menos eso quería, eso intentaba. El viento, dueño de la frescura más placentera que habíasentido, golpeaba contra mi rostro y alejaba los cabellos crecidos ya sin importancia que invadían mi frente, pero ya tampoco sabía por qué no me importaba en absoluto. Las grietas del asfalto trazabanpatrones en forma de relámpagos, y yo las seguía mientras caminaba, no sé si por ocio o porque quería no pensar, ocupar mi mente en cualquier cosa para olvidar, pero eso me servía poco.
Poco a poco mimundo fue cobrando el valor que merecía, y en cuestión de segundos me vi recordo lo miserable que era mi vida; me vi sentado en el sofá de mi departamento, las luces completamente apagadas y sólo siendoiluminado por la débil luz multicolor del televisor que tenía horas encendido y al que no hacía el más mínimo caso, del cual emergían voces y otros sonidos a los que no me interesaba escuchar. Estabasólo, siempre lo estuve pero, no sé por qué, entonces me importaba más. La sensación de vacío y de odio por mí no me dejaban en paz, y eso fue lo que me llevó a mi punto de declive. Y fue gracias a esepunto d declive que esa tarde la encontré.
Mientras caminaba y miraba las formas de las grietas, sin darme cuenta llegué a la avenida principal de aquella pequeña ciudad donde vivía. El ruido de...