Andrea
Cuando Andrea me llamó confirmándomeque vendría a casa a comer, me puse histérica. Corrí a prepararme, pero tenía poco tiempo, y miré el reloj: faltaban cinco minutos exactos para que llegase a casa. Y no podemos considerar que tuviésemosun colchón de tiempo extra, ya que es tan puntual como las campanadas de fin de año. No íbamos a salir de mi casa, así que no me esmeré, era una quedada de amigas, yo sabía que ella necesitabahablar, y los amigos siempre deben apoyarse. Nada más que sonó el timbre, mi corazón comenzó a latir aceleradamente: nunca podré vencer los nervios que sufro cuando estoy a punto de verla. Fui a recibirla,y la abracé nada más que entró por la puerta, ya que era un mar de lágrimas. Estuvimos charlando tranquilamente, sobre trivialidades, hasta que una de sus “incómodas” preguntas azotó mi cordura.
*¿Llegará el día en el que dejes de amarme?
* Eh… Andrea, sabes que este tema me incomoda bastante. Nuestra relación acabó, lo sé, y no quiero que sientas que te culpo, pero… no me gusta hablardemasiado sobre ello. Todavía lo estoy superando. – Sólo fui capaz de articular una sonrisa.
* Vamos, Silvana, ¿puedo contarte un secreto? Si me dices que me quieres, te besaré. Si me dices que me...
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