arquitectura
Además, la idea del crecimiento sostenido pudo estar biendurante una época, pero ha terminado por mostrarse intrínsecamente enferma en un mundo finito.
Personalmente, me he pasado casi toda mi vida profesional intentando integrar en mis proyectos cosas tansimples como colectores solares que ahorrasen energía para conseguir agua caliente. La realidad es que durante algo más que los dos primeros tercios —el código técnico llegó sospechosamente tarde eineficaz—, el triángulo promotor/comprador/arquitecto, fue impermeable a esas cuestiones.
Generalizando, con el peligro que eso tiene, los promotores gastaban estrictamente lo que los compradoressolicitaban, y éstos no pedían gran cosa por una mezcla de ahorro, especulación y falta de conciencia, en este caso ecológica, y nosotros, los arquitectos, evitábamos integrar esas «cosas» ya fuese porestar ensimismados por la belleza de nuestros proyectos, o por dejarnos llevar por la opinión de los clientes ante la posibilidad de perder nuestro trabajo.
Y así hemos llegado hasta hoy, en que «derepente» le hemos visto las orejas al lobo y hemos empezado a echar la culpa a nuestros políticos, que la tienen y mucha, pero que no dejan de ser un reflejo u origen, ahí cada cual, de las sociedadesque los elegimos.
Por mi parte, he conseguido sobrevivir a esta ola de construcción sin que me haya devorado por no pensar como ella, y ahora que a lo que me dedico (sostenibilidad aplicada aarquitectura y urbanismo), aunque mal y tarde, se está comenzando a tener en cuenta, nuestro estudio, Interurbano, ha ganado dos concursos en el último año, uno en Sevilla y otro en São Paulo.
Teniendo...
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