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llegaba de nuevo el sábado, esta vez los colores cambiaban, blancos contra azules, Inglaterra contra Francia , en unestadio de nombre Twickenham , pero los mismos fines, alcanzar a toda costa la línea blanca, a veces difuminada por el barro del terreno de juego, que había detrás de unos palos enormes en forma de H.Me costó un tiempo entender las reglas de juego, hoy en día aún me cuesta a veces reconocer el porqué de una falta, un golpe, o que “coño” ha pitado el arbitro, al final si no lo entiendo digo lo mismode siempre, “será que ha pitado penal”, al fin y al cabo el señor arbitro, y nunca mejor dicho porque así hay que dirigirse a él, es el que manda, y lo que dice va a misa, tenga o no razón.
ueranlos que fueran los contrincantes siempre lo daban todo, nadie quería salir del campo aunque tuviera la cabeza abierta, una venda en la susodicha y punto, a seguir jugando, iba la vida en ello, elhonor, podían ir perdiendo de 30 que daba lo mismo, en defensa tiraban la línea perfecta y se preparaban para las percusiones, y en ataque los delanteros abrían paso a los tres cuartos con la mente puestaen un único fin, el ensayo.
El tiempo que ha transcurrido desde esos años hasta ahora , desde el punto de vista particular, cada uno tiene su tipo vida, ahora, con el paso del tiempo, te das...
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