Blah !
EDITORIAL SUDAMERICANA
- Historia y cultura -
I
L a ciudad
Para reconstruir la historia de la elite y 10s s ectores populares
de Santiago en el siglo X I X e s necesario imaginar 10sl ugares materiales donde vivieron, trabajaron, se divirtieron y s e enfrentaron
aquellos que conformaban esta sociedad urbana, aun suficientemente compacta como para identificarse con su h abitat. L ac iudad
fisica fue, naturalmente, el escenario de esta relacion; per0 tambien fue otras muchas cosas: el conjunto de 10s espacios creados
por quienes la habitaron, de acuerdo con s us necesidades y proyectos, 10s l ugares que generaron o t ransmitieron experiencias e
imagenes, propias de algunos o c ompartidas por todos. Asi ocurrio,
a lo largo del siglo. con la Plaza, el Mercado, la Alameda,o el Parque Cousiiio, que antes fue la Pampilla, lugares donde unos y o tros
estuvieron y fueron vistos, donde por accion y reaccion se constituyeron las i dentidades de la elite y d e 10s s ectores populares.
Podemos conocer bastante bien aquella; de esta s olo q uedaron
rastros dispersos, aunque sabemos que, a lo largo del Siglo XIX, s u
imagen le fue resultando a l a elite extraiia ypeligrosa.
A lo l argo del medio siglo, entre aproximadamente 1840 y
1895, ciudad y s ociedad cambiaron mucho. Santiago s e t ransformo fisicamente, por obra del crecimiento demografico, de la
diversificacion de funciones y d e la evolucion de las formas de
vida. Per0 s us c ambios fueron tambien la expresion de las transf ormaciones generales de la s ociedad; particularmente, de ese
ampliomovimiento que Ilevo de la i ntegracion a la s egregacion,
Y d e esta a u na nueva y conflictiva reintegracion de 10s s ectores
Populares, a lo l argo de la cual el pueblo de 10sr otos se convirtio
en la clase trabajadora. Se tratara de mostrar la t ransformacion
del escenario en tres momentos. A mediados de siglo M artin Rivas,
el personaje de Blest Gana, presencia 10s inicios de u n p roceso
quesale plenamente a l a luz e n 1875, e n tiempos del intendente
Vicuiia Mackenna, desgarrado testigo de la crisis y a l a vez im-
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que hacer con 10s pobres?
p ulsor de un profundo intento de reforma. Ese cambio se ha completado en lo esencial veinte afios despues, luego de 10s a fios de
euforia del presidente Balmaceda, y de la c risis economica y
politica que rodeo s u c aida.La c iudad d e Martin R ivas
A principios de la decada de 1840 Doming0 Faustino Sarrniento, que hacia s us p rimeras armas como periodista. descubrio 10s
p recoces indicios del crecimiento de la capital. Nuevas casas,
calles y barrios, y sobre todo rancherias, revelaban “el exceso no
acostumbrado de poblacion que se aglomera dia a d ia en Santiago”.’Por entonces, para muchos la ciudad se habiaconvertido en
polo de atraccion: el minero enriquecido, el terrateniente hidalgo,
el artesano extranjero, el gaiian movedizo y el joven decente per0
pobre de provincias, ansioso por abrirse camino en aquella capital fascinante y a temorizadora a la vez. Tal era el cas0 de Martin
Rivas .
S antiago tenia por entonces unos 90.090 h abitantes. S u c recimiento en las tres decadas anteriores,aunque menor que el de
otros centros urbanos de Chile, es sin embargo significativo en
relacion con el de la mayoria de las capitales hispanoamericanas, y tuvo que ver con el temprano afianzamiento de u n Estado
centralizado. Tambien, de manera menos directa, con la prosperidad de la economia chilena, sobre todo porque en Santiago
residian terratenientes, comerciantes, mineros y hasta“capitalistas”. L a r iqueza venia sobre todo del Norte Chico, de l a
mineria. En 1832, el descubrimiento de plata en Chaiiarcillo
inicio u n pequeiio boom a rgentifero, renovado en 1847, mientras q ue el cobre, menos espectacular per0 mas solido, comenz6
a e xplotarse a f ines de la decada de 1840. Los pioneros de la mineria, aquellos que localizaban los “alcances” fabulosos, fueron
pronto dominados...
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