Canaima

INTRODUCCIÓN

LA NECESIDAD DE SUMERGIRSE



“Por sus cuencas vacías la Muerte contempla
el principio y el fin de las vanidades del mundo”
Rómulo Gallegos, Canaima, “El tesoro de los frailes”, p. 58.



El poema utilizado para enmarcar éste, nuestro trabajo, no debe tomarse como simple esteticismo, más bien, cumple la función de establecer las bases de este estudio. A saber, lainvocación a “otros” dioses dispersos en la memoria individual, que es en sí la memoria colectiva (no olvidemos los arquetipos de Jung, o el subconsciente colectivo); ídolos necesarios para poder vislumbrar las tumbas de una identidad venezolana, soterrada, sumergida, y cubierta por el tiempo del desarraigo, e impulsado hacia la colonia, hacia el pueblo enajenado. La función del mito en cuanto guía,en cuanto formas que adquiere la naturaleza obnubilada del sueño humano, que crea en el vacío las criaturas propias. La obra de arte.
Debemos partir del arte como actitud vital. El arte en su extensión más amplia no es más que el reflejo de un estado de conciencia; el espejo de aguas en movimiento permanente que desfigura, re-crea, ama, esculpe la materia de los sueños que no alzan el vuelo,más bien, antes entierran sus alas en las profundidades de la memoria recobrada. José Lezama Lima en La expresión americana nos dice que “recordar es un hecho del espíritu, pero la memoria es un plasma del alma, es siempre creadora, espermática, pues memorizamos desde la raíz de la especie”. Especie que, en conjunto, configura los estadios miméticos que sintetizan las emociones, tanto del escritor(homicida) como del lector (asesino). La memoria, pues, como centro de la espiral que es la historia. En este sentido, trasnochada la sombra del tirano, llámese Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, o los “Ardavines”, entre otros muchos, la literatura pretende el periplo hacia la selva oscura, hacia el alma oscura que es talismán y oráculo del origen, de lo que es puramente esencial en el hombre.“Y las exploraciones por el mapa de Guayana,... Palabras indígenas, sugestivas palabras de bárbaras lenguas tendidas sobre tierras misteriosas, aquellas denominaciones geográficas de ríos, caños y montes tenían para su imaginación (la de Gabriel Ureña, quizás alter ego del escritor) una mágica virtud. Solía pasarse largas horas contemplando las líneas sinuosas de los ríos y las sombras de losmontes, como si navegara o se internara por ellos y con emociones de percepción real oía el bramido de las aguas donde decía cataratas y sentía el silencio de las tierras desiertas en los claros del mapa.”

Se trata de sumergirse en busca de la identidad venezolana, en un sumergirse en este viaje hacia la esencia comprometida, la “real” naturaleza reconstruida en base a la ficción sin formasde apariencia, ni subordinación, alguna, al despotismo sin “ilustración” de la barbarie llamada “civilizada”. De esta manera son dos los acontecimientos que señalan una clara diferenciación con respecto a la mimesis de las estructuras sociales, culturales y económicas que habían sometido a Venezuela a lo largo de su historia “carnavalesca”: la guerra de Independencia venezolana y la aparición delas vanguardias (con la novela que nos toca estudiar, Canaima, como claro escindirse de las claves del regionalismo, un tanto anquilosado). La historia que antecede a estos tan importantes acontecimientos, es la historia en la que los hombres se sirvieron de las máscaras, de las apariencias para no sufrir el rastro del tiempo y su terrible red con que cazar y someter el pueblo, o la pirámidefragmentada por la estratificación clasista. Fue entonces cuando el hombre se sirvió de la soledad para construir su singular mundo (debemos obviar la vida social inquieta de Rómulo Gallegos, a sabiendas que el acto de creación es un acto de soledad). La fantasía, el fantasma, la creación. Arturo Uslar Pietri y en concreto su obra Las lanzas coloradas, nos permite establecer el vínculo entre la...