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LA TELEVISIÓN Y LAS ELECCIONES(Roland Cayrol)
Estas dos palabras constituyen otros tantos términos mágicos en las sociedadesoccidentales y de un modo casi general en las sociedades actuales.Latelevisión ocupa, después del trabajo y del sueño, la mayor parte del tiempo de lagente. Y las elecciones constituyen el punto culminante, el momento solemne de lospaíses que se dicen democráticos.Así pues, en este artículo reunimos dos fenómenosfundamentales en la civilización industrial. Y por lo demás, es evidente que esteencuentro es afortunado.En una jornada electoral todos los votos cuentan,cada individuo tiene tanto pesocomo cualquier otro. A todos los ciudadanos les gusta pensar que ese día estánvinculados de alguna forma a la estructura propia del poder político. Durante unacampañaelectoral, cada ciudadano puede sentirse útil, incluso importante, en el senodel sistema de poder. Ahora bien, esta importancia, esta revalorización del individuo pasa ante todo por latelevisión. Estapermite al poder, y a los candidatos al mismo, establecer un vínculoindispensable con cada individuo, elector y telespectador al mismo tiempo.Los individuos, esos consumidores del sistema político alos que se dirige lapublicidad política durante la campaña electoral, esos individuos electores-telespectadores, saben muy bien que la televisión constituye una fuente privilegiada deencuentro con losfenómenos políticos.Los electores reconocen su preferencia por la televisión – todas las encuestas lohan puesto de manifiesto – incluso en períodos no electorales. Los sondeos de opiniónnos enseñanque ese sistema moderno de transmisión de imágenes, al quedenominamos televisión, es considerado hoy en día, en todas partes, como la fuenteprincipal de información, la mejor, la que tiene máscredibilidad, sobre la marcha delmundo en general y sobre los acontecimientos políticos en particular.Esto es lo que viene ocurriendo en Estados Unidos desde hace largo tiempo. Hacealgunos años no era tan...