Canario negro

Cuento:CANARIO NEGRO

El joven Jacques Beguelín, mientras camina por las calles de Barcelona, piensa que sólo una cosa le importa verdaderamente en esta vida: ser el próximo campeón mundial deajedrez.
Beguelín, cansado ya de su nervioso paseo, cae en la cuenta de que su estómago reclama ser repostado urgentemente. Para ello, el joven elige un elegante restaurante de la parte derecha delEixample barcelonés cuya carta es capaz de convencerle de que su aparato digestivo será perfecta y convenientemente atendido.
Después de reponer fuerzas, mientras la moza
del restaurante retira losplatos ya vacíos, observa a un anciano que, sentado cerca de él, está tomando un café mientras va sacando de una caja lo que son inequívocamente unas elegantes piezas de ajedrez. Luego, con sumo cuidado,ve como las acomoda, perfectamente alineadas, sobre el clásico tablero de casillas blancas y negras de uso imprescindible para poder practicar ese juego universal.
Beguelín se levanta y se acerca a lamesa del veterano ajedrecista. Lo hace de forma sigilosa pero reflejando en su rostro una gran curiosidad no exenta de respeto hacia aquel personaje que se le antoja peculiar y poco común para serhallado en un restaurante.
Las piezas, a pesar de estar muy gastadas por el uso, brillan, sin embargo, de forma muy atrayente, casi mágica.
Beguelín, después de unos breves segundos de expectación seatreve a preguntar:
- Perdone, señor, ¿espera quizá a un amigo para jugar al ajedrez?
- No. Juego conmigo mismo. Es mi habitual costumbre… y la primera vez que lo hago en esta ciudad. Nunca anteshe estado en Barcelona.
- ¿De qué parte de España es usted?
- No soy español.
Y con mal disimulado orgullo explica:
- Soy de Las Canarias, las llamadas "islas afortunadas". He venido a Catalunyaa visitar a mi única hija. ¿Sabe?, acaba de darme mi primera y por ahora única nieta. Y usted, ¿de qué lugar procede?
- Nací en la vecina Francia, en una comuna de Soule también llamada Xiberua. La...